El Gobierno dice que le molesta el “oportunismo” de algunos sectores de la oposición, que buscan espacio en los medios aprovechando el clima de descontento que va tomando cuerpo en la ciudadanía con la marcha de los cooperativistas, campesinos, sindicalistas y otros sectores.
Paradójicamente, el Ejecutivo apunta también en estos días al acercamiento a figuras políticas de su partido con las que mantenían distancia, cuando no un directo enfrentamiento. El motivo es que necesitará de ellos para sus planes políticos futuros.
El clima que crearon las manifestaciones no solamente fue aprovechado por referentes de la oposición para instalarse políticamente, como el senador y expresidente Fernando Lugo y algunos legisladores disidentes del PLRA. También figuras del mismo oficialismo que buscan proyectarse para el 2018 se tomaron del tema. Es el caso concreto del presidente del Senado Mario Abdo Benítez, líder del movimiento “Colorado Añetete”, que se mostró como interlocutor de los manifestantes.
En gran parte, el Ejecutivo, con su lentitud y su falta de flexibilidad para manejar y dar respuestas políticas a los reclamos, “sirvió en bandeja” el escenario a quienes buscaban motivos para diferenciarse y mostrarse como alternativas válidas a un Ejecutivo que no logra instalar sensaciones optimistas de cara al futuro.
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Es difícil pensar en un agrupamiento de figuras del Frente Guazú, el PLRA y la disidencia del Partido Colorado con fines electorales futuros. Pero a todos ellos les conviene dejar en claro, en este momento, que son distintos a Cartes.
Este panorama obligó al equipo presidencial a recurrir nuevamente a algunas figuras que estaban alejadas del entorno palaciego. Es así que en estos días se notaron actitudes inesperadas de un viejo conocido: el senador Juan Carlos Galaverna, quien repentinamente volvió a operar en el Congreso a favor de intereses del Ejecutivo.
La razón de estas movidas políticas en el oficialismo puede buscarse en la próxima instalación de la nueva Junta de Gobierno del Partido Colorado.
El cartismo, más allá de la holgada mayoría conseguida en las elecciones internas del año pasado, precisa dar ahora cierta imagen de consenso y unidad partidaria o, al menos, no hacer demasiado evidente que todas las medidas se tomarán con base en la “orden superior”.
De la misma manera, debe buscar alguna salida para que los reclamos generalizados no continúen en forma indefinida.
Estas necesidades obligan al Mandatario y su entorno a contar con algún veterano estratega, estilo Calé, que ya puso en juego su habilidad para los tejes y manejes cuando Cartes consiguió ser candidato oficial del partido, con la modificación del estatuto partidario.
Posiblemente, en el transcurso de estos meses el Mandatario busque también acercarse a algunas figuras cuestionadas de su partido que hasta ahora evitaba. Las necesidades políticas (léase votos) lo obligarán a hacerlo.
Previamente, el Poder Ejecutivo deberá capear el temporal de las manifestaciones y acompañar además su estrategia en el ámbito político-partidario de algunos logros concretos de su gestión que, por ahora, no asoman en el horizonte.
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