La crisis también se proyecta a escenarios futuros, como las elecciones para renovar la Junta de Gobierno del Partido Colorado y sus organismos de base, en las cuales varios de los integrantes del movimiento centran sus aspiraciones para afianzar sus posiciones y ganar nuevos espacios.
El conflicto entre los dos altos funcionarios tiene como causas aparentes el nombramiento por el ministro de una persona de su confianza por debajo de otra que responde a la viceministra en un tema (almuerzo y merienda) muy sensible, además de la investigación de los contratos de fiscalización de obras donde salta el nombre de un empresario que resulta ser marido de la exviceministra.
En realidad, el conflicto estalló porque tenía que estallar, estaba previsto que ocurriera desde el momento en que Marito optó para ministro por Petta y no por Nancy. Solo era cuestión de tiempo para lo cual faltaba únicamente el pretexto.
La victoria electoral de Marito creó automáticamente en la familia Ovelar la sensación de derecho adquirido frente a las meras expectativas de otros de que el Ministerio de Educación y Ciencias le correspondía dirigir. Marito acusó el peso de este “diploma” al punto de postergar el nombramiento para el final de los decretos referidos al gabinete.
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Lo que decidió no fue del agrado de Blanca Ovelar, exministra de Educación, excandidata a presidente de la República y senadora del movimiento Añetete. Sin embargo, al parecer, Marito lo tenía claro en ese momento: nombraba un ministro suyo o nombraba a una ministra de Blanca Ovelar. Pero en ese tiempo no era momento de provocar fisuras, por lo que era cuestión de sentido común obedecer íntegramente la voluntad del presidente para esperar el momento.
Al parecer, la exviceministra creyó llegado ese momento cuando “descubrió” que el ministro nombró a “su cocinera” sin concurso, pero el globo se pinchó cuando el ministro logró instalar al esposo de la hoy exviceministra en el marco de una investigación anticorrupción dejándolo en entredicho con la ética y la legalidad de un contrato del mismo en materia de fiscalización de obras.
Mientras Nancy Ovelar juntaba piezas en el estudiantado y en los gremios para un relato capaz de convencer a la audiencia, la senadora se encargó de arrastrar a su causa a algunas figuras políticas del Senado que militan en Añetete. Logró solo medias posturas del presidente del Senado, Beto Ovelar y del cuestionado senador Enrique Bacchetta, quien provocó también una fisura menos visible que la actual en el movimiento por su jugada personal de asegurar para su familia el manejo del Consejo de la Magistratura y del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, renta que no comparten todos los miembros de Añetete.
El presidente Abdo Benítez arriesga con esta decisión perder a su aliada política y provocar a raíz de ello el malhumor al interior de la bancada de senadores. Pero así como él calculó el costo político de destituir a Nancy, la hermana de esta también habrá calculado el costo de desafiar al Presidente con sus declaraciones públicas, que dan a entender la incapacidad del Jefe de Estado de elegir a sus colaboradores.
Por de pronto, la oposición interna da un acompañamiento a la crisis con un trato amigable a Blanca, a quien Cartes repudió luego de abandonarlo tiempos atrás, aunque en vez de volver a su origen es casi seguro que si habrá de contemplar una deserción, la senadora opte por integrar el movimiento de Lilian Samaniego. A Marito no le dieron otra opción que demostrar manejo y control de la situación. No quedaba otra.
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