Otro sabor del Takuare’ê

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La Asociación Cultural Takuare’ê (caña dulce), entidad encargada de realizar los tres días del Festival del Takuare’ê, que es reconocido a nivel internacional, se equivocó en otorgar a una empresa privada el derecho sobre la noche central del tradicional evento.

El gremio cultural firmó un contrato con la referida firma, dirigida por Carlos Alberto Gómez, para la producción general y explotación de los derechos del festival de la edición 39 en su jornada central y se generaron varios inconvenientes que opacaron el evento.

La tercera noche de este festival es la más concurrida, porque es donde nuevamente los ganadores de las diferentes disciplinas vuelven a actuar ante el público. Además se entregan los trofeos y se rinde homenaje a artistas y otras personalidades del ámbito cultural o social.

Pero este año, debido a la tercerización, la empresa encargada de la organización limitó a cinco la cantidad de artistas ganadores que debían actuar. Esa determinación causó decepción total de los demás galardonados.

Además, la empresa solo está obligada a pagar el 20% de las ganancias a la Asociación Cultural Takuare’ê, grupo que supo mantener y hacer conocer este evento a nivel internacional durante 39 años de vigencia.

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La empresa privada demostró su total incapacidad para la realización de un evento cultural de la magnitud del Takuare’ê. Puso trabas a las empresas periodísticas, a las que previamente no ofrecieron credenciales o autorizaciones especiales para la realización de la cobertura de la actividad, pero en la noche de la velada las exigieron.

Llegó a tal punto la mala organización que las “exigencias” para el acceso hicieron correr a la hija de nada más y nada menos que Demetrio Ortiz, a quien debían homenajear por su centenario, porque no le permitieron ingresar al palco oficial.

Fue evidente el descontento por la tercerización del evento y muchos de los homenajeados no acudieron a esta cita, que en los años anteriores era un privilegio y un honor poder participar y más todavía para recibir un reconocimiento especial por el aporte a la cultura.

Igualmente, la organización dispuso dos precios de entradas, G. 35.000 general y G. 80.000 para las preferencia o palco, una novedad para el público.

La jornada central del Takuare’ê fue seriamente dañada por una empresa que no tiene visión ni valora nuestra cultura. En síntesis, se vivió una noche amarga en el Festival del Takuare’ê.

hruizdiaz@abc.com.py