Patrimonio cultural a la deriva

Urge proteger nuestro patrimonio cultural en el centro de Asunción. Las casonas abandonadas a su suerte permanecen cerradas y sirven de albergue a drogadictos, roedores y mosquitos. Otrora preciosas residencias amanecen derribadas por algún nuevo dueño, que convierte el sitio en estacionamiento o un edificio, arrasando con los árboles del jardín y la vereda. Las casonas del centro adolecen de muchos imponderables debido a los años que tienen, necesitan ser reparadas pero la Municipalidad no tiene un plan para apoyar al propietario que quiera hacerlo. No existe una política de salvataje y resguardo. Sencillamente nadie respeta el patrimonio cultural que representan estas casas y que en otros países produce ganancias por turismo interno y de visitantes extranjeros. No hace falta profundos y largos estudios para comprobar que las residencias del centro son castigadas con una decadencia abominable, con un abierto: “No me importa”, total se puede vender a cualquier inversionista que construirá allí un edificio que le generará ventajas económicas cuantiosas.

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¿Por qué la Municipalidad no hace algo por estas casas que necesitan reparación, pintura, amor por la historia y nuestras raíces? ¿Por qué no ofrecen incentivos para tratar de que sobrevivan al tiempo, tal como sucede en otras ciudades de Latinoamérica? ¿Por qué sus numerosos arquitectos e ingenieros no presentan planes y proyectos para reactivar esta zona que podría generar interés de parte de los turistas que vienen de compras o de paso por la ciudad?

Tampoco se escucha que los legisladores propongan algo digno de mención. Siguen empecinados en discusiones partidarias y personalistas, demostrando que les importa poco su país y su ciudad.

El tiempo corre, y nada hacen por nuestra arquitectura, por el patrimonio que uno de los pocos atractivos para los que aprecian la cultura de un pueblo.

Edificios modernos hay en todos los países, lo que el turista busca es eso peculiar y único que tiene un destino, algo que remita a una historia ejemplar. Duele muchísimo ver cómo nuestra capital esta sin rumbo y sin horizonte, porque somos incapaces de darle importancia a estas construcciones, y en vez de potenciar el área se la deja a la deriva, con impuestos altos y atropellos a la razón. Para muestra solo basta recorrer las calles del centro histórico. Observe, por ejemplo, el calamitoso estado de la Recova, dan ganas de llorar, recorra la calle Chile, verá como casonas de antaño desaparecieron, sin que se inmute la Municipalidad.

El Municipio y el Estado deben preocuparse por el patrimonio arquitectónico. Es hora de que tomen en serio su responsabilidad. Casas, iglesias, palacetes se encuentran en el cajón del olvido, condenadas a morir por la inutilidad reincidente de nuestras autoridades.

mirtha@abc.com.py

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