Pero no pasan los años

SALAMANCA. Según el American Film Institute (AFI) de los Estados Unidos, en su lista de las diez mejores películas de todos los tiempos los tres primeros puestos se los disputan: “El ciudadano Kane” (Orson Welles, 1941), “El Padrino” (Francis Ford Coppola, 1972, 1974, 1990) y “Casablanca (Michael Curtiz, 1942) que la semana pasada cumplió setenta y cinco años. Además, seleccionó seis frases del guión considerándolas entre las mejores que se hayan utilizado nunca en película alguna. En este sentido le sigue “Lo que el viento se llevó” con tres. Entre esas frases no figura la archifamosa “Play it again Sam” (Tócala de nuevo Sam) porque dicha frase no figura en la película. Es algo así como “Ladran Sancho”, la famosa frase de “El Quijote” que no figura en ninguna parte del libro.

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La historia transcurre en Casablanca (Marruecos), el puerto de salida de decenas de personas que huían de la Segunda Guerra Mundial y buscaban viajar a América. Entonces estaba bajo el dominio de la Francia del mariscal Petain, quien había pactado con la Alemania nazi. Los europeos que huían buscaban allí comprar un permiso del gobierno francés para abandonar la ciudad, si bien nunca hubo tal cosa pero fue inventada por los guionistas para crear un punto de suspenso en la historia.

“Casablanca” es una historia en la que hay de todo, desde el apasionado romance entre Rick (Humphrey Bogart), Ilsa Lund (Ingrid Bergman) y Víctor Laszlo (Paul Heinreid) a las alusiones históricas, políticas, económicas. De los tres, el único huido real de la Alemania era Heinreid, que huyó al saber que los nazis habían decidido matarle por sus actividades antinazis y a su esposa en la vida real, que era judía. De todas maneras, nadie del elenco estuvo nunca en Casablanca, a excepción hecha del percusionista Dooley Wilson (Sam), que la visitó una vez terminada la guerra. Sí. Realmente era percusionista y no pianista como aparece en la película.

La Warner Bros. tenía el guión de la película llanada entonces: “Todos vienen al Rick’s” (Everybody comes to Rick’s) que era el nombre del bar regenteado por Bogart pero no se decidían hacerla, hasta que el 7 de diciembre de 1941 los japoneses atacaron Pearl Harbor y este fue el disparo de salida. Los autores del guión, Murray Burnett y Joan Allison, recibieron en pago 20.000 dólares, el precio más alto pagado hasta entonces a un guión cuyo nombre fue cambiado primero por “Argel” y finalmente “Casablanca”. El papel principal se lo ofrecieron a George Raft, que no lo aceptó, y recayó así en Bogart. Fueron tres las películas en que Raft no aceptó el papel: “El último refugio” (1941), “El halcón maltés” (1941) y “Casablanca” (1942), tres títulos que convirtieron a Bogart en una leyenda dentro de la historia del cine.

También se convirtió en leyenda la canción “Según pasan los años”, escrita varios años antes por Herman Hupofeld para una obra musical de Broadway y era la favorita de su maestro de secundaria: Murray Burnett, el futuro guionista de la película. La canción, que se mantuvo en primer lugar de popularidad durante veintidós semanas después del estreno de la película, estuvo a punto de ser suprimida de la película, porque el autor de la banda sonora, Max Steiner, tenía intención de sustituirla por una obra propia para cobrar los derechos autorales. Pero Ingrid Bergman para entonces se había cortado el pelo muy corto para protagonizar “Por quién doblan las campanas” y no podía ya rodar de nuevo las escenas en que iba la canción original. Y se siguió alimentando el mito cuyas siete décadas y media son propias para celebrar.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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