Poder paralelo del “senador” Cartes

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El placer de conocer a los protagonistas de los grandes hechos políticos de la historia humana es que permite entender mejor las jugadas de algunos aprendices de dictador, como el expresidiario Horacio Cartes.

Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, publicó en “Pravda”, el 9 de abril de 1917, un brevísimo ensayo, un clásico de las ciencias políticas y manual de todos los asaltantes del poder político del mundo: “El Poder Dual”.

“La cuestión básica de toda revolución”, empezaba Lenin su ensayo, “es la del poder del Estado”. Y continuaba enfatizando, al recordar la Comuna de París, que la tarea inicial de todo buen asaltante del poder consiste en romper el monopolio del Estado sobre ese poder.

Es lo que intenta Cartes con su esfuerzo por instalarse en el Senado de nuestra República para constituir desde allí una administración paralela al Poder Ejecutivo, que desde el 15 de agosto ya no estará en sus manos, y “Al lado del gobierno” (Poder Ejecutivo) “…otro gobierno crecerá, al principio débil e incipiente pero indudablemente otro gobierno... cuya fuente de poder no es la ley”.

Desde el Senado, Cartes podrá disfrazar el crecimiento de esa administración paralela suya con algún ropaje de legitimidad al disputar la autoridad para dirigir nuestra República del presidente elegido por el pueblo, Mario Abdo Benítez (Marito). Hasta que ya no necesite el disfraz y deje a Marito convertido en un adorno prescindible.

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Cartes cuenta ya con un centro de operaciones, la fundación Ñande Paraguay, que desde hace más de cinco años viene recopilando información privilegiada del Estado y de los integrantes del Estado (legisladores, gobernadores, intendentes, concejales, directores, militares y policías, jueces y fiscales) y desde hace más controla directamente a la Policía Nacional, a la Fiscalía General, a la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero (Seprelad), a la Corte Suprema de Justicia.

Cartes requiere del cargo de senador activo para encubrir con un barniz de la legitimidad institucional la continuidad de sus acciones en todo lo señalado en el párrafo anterior, construyendo una administración paralela del Estado, pues sin ese barniz dichas acciones carecerían de explicación racional. No que no pueda desarrollarlas, como lo explicó perfectamente Perla de Vázquez, sino que sin las potestades de senador activo dichas acciones estarían peligrosamente fuera de lo que un particular puede hacer.

Por eso Cartes dará todos los golpes que pueda dar para quebrar el movimiento Colorado Añetete de Marito, dividirlo y encontrar allí el apoyo que le falta para jurar como senador activo pues el cargo de senador activo es muy importante para sus planes. En realidad, es esencial.

Lenin termina su ensayo “El Poder Dual” explicando que la dualidad es un tránsito temporal entre despojar del monopolio del poder a quienes lo poseían (en nuestro caso Marito, que tendrá la potestad de administrar nuestra República desde el 15 de agosto) y restablecer ese monopolio del poder para los asaltantes del poder.

Ese es el plan de Cartes. Construir desde su poder paralelo la nueva institucionalidad (mediante la constituyente que quiere imponer) en la que él, el expresidiario, sea el presidente hegemónico, con un Congreso ornamental y una Justicia servil, como hizo Estigarribia en 1940.

evp@abc.com.py