Lo suelo recordar cada vez que aparecen los relativistas que intentan torcer lo que dice nuestra tantas veces vulnerada Constitución.
Ahora nos quieren hacer creer, que los convencionales constituyentes del 92, que incluso cometieron el exceso de impedir la candidatura de los parientes de Andrés Rodríguez y los sucesivos presidentes, hasta su cuarto grado de consanguinidad (Art. 235 inc. 9 C.N.), le dejaron en realidad abierta la posibilidad de lograr su propia reelección mediante un procedimiento mucho más sencillo que el de la reforma constitucional.
De ese nivel de obviedades tenemos que ocuparnos, cuando vemos que dentro del oficialismo colorado, con el guiño de grupos opositores, se impulsa una campaña para instalar la reelección presidencial a través de la enmienda.
Esta semana, el reelecto –ya que estamos– presidente de Diputados, Hugo Velázquez, se declaró “fanático” de instalar la reelección presidencial por la vía de la enmienda. Velázquez incluso declaró que no habría problemas a la hora de conseguir los votos en el Congreso (41 diputados y 23 senadores) para aprobar el referéndum para la enmienda, y que el desafío del gobierno sería convencer a la ciudadanía para que la mayoría vote por el “SÍ” en la consulta popular.
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El discurso de Velázquez sintetiza el espíritu de parte de una clase política para la que todo se resuelve por coyunturas de intereses y a votazo limpio, y para la que poco sirve que varios de los mismos constituyentes recordaran el espíritu que tuvo la elaboración de la Constitución a la hora de bloquear la posibilidad de que se volviese a instalar la reelección, sin un gran acuerdo político que conlleve a una nueva constituyente.
En medio de este intento de conseguir el objetivo a cualquier precio, tenemos que ver cómo quieren convertir a nuestro gran contrato social en un Frankenstein, del que quieren mutilar parte del artículo 229 titulado expresamente DE LA DURACIÓN DEL MANDATO, en el que no se dejan lugar a dudas al establecer que los presidentes “No podrán ser reelectos en NINGÚN caso”. La lógica argumental de quienes proponen la enmienda es que esta parte que integra el artículo puede extraerse, y de ese modo modificarse a través de un procedimiento menos complejo que el de la reforma constitucional, que se exige para alterar lo referente al modo de elección, la composición y LA DURACIÓN DE MANDATOS.
En síntesis, los relativizadores quieren hacernos creer que los constituyentes del 92 le impidieron categóricamente en ese contexto posdictadura su reelección a Rodríguez y a sus parientes, pero le dieron carta blanca para que pudiese instalar inclusive la reelección indefinida, cumpliendo el requisito de mayorías en el Congreso, dominado entonces por el rodriguismo, y el referéndum.
Para los fervientes relativizadores de la Constitución, que se entusiasman cada tanto con la posibilidad de violarla mediante pactos, sería bueno recordarles lo que en su momento defendió como idea central Charles Louis de Secondat, quien heredó de su tío el título por el que es conocido, Barón de Montesquieu.
Preocupado permanentemente por el sistema de control al poder, para que este no se transforme nuevamente en despótico, Montesquieu esbozó su teoría de la separación de poderes, que es la base sobre la que se erigen muchas constituciones del mundo, entre ellas la nuestra.
En su obra Del espíritu de las leyes argumentaba que “para que no se pueda abusar del poder es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder frene al poder. Una constitución puede ser tal que nadie esté obligado a hacer las cosas no preceptuadas por la ley, y a no hacer las permitidas”.
Hasta aquí el presidente Cartes siempre declaró públicamente que el tema de la reelección no era su tema, y que incluso los periodistas metíamos el tema recurrentemente en la agenda pública. Pero son sus propios correligionarios y aliados los que están operando para instalar la enmienda y forzar la consulta. Y las cosas se complican, cuando se van concentrando en un par de manos, los 3 poderes modernos: el político, el económico y el mediático.
guille@abc.com.py