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Ante el fenómeno y como un simple ejercicio de temeraria imaginación, creo se podrían plantear iniciativas parecidas. Aunque me anticipo a reconocer que el “rubro Cultura” no goza de mucha popularidad en los ámbitos de gobierno. Pero suponiendo que alguna “autoridá” quedara impresionada con el rugir de los motores y la colorida indumentaria de los corredores, tanto como por las chicas disfrazadas de astronauta, firmes, bellas y sonrientes en todas las conferencias de prensa. Que unos representantes del pueblo, más audaces todavía, decidieran una cirugía presupuestaria: un implante aquí o un recorte más allá y se aplicaran en concretar un acontecimiento de iguales implicaciones que el Dakar, del mismo impacto mediático y posible éxito económico, para apoyar por ejemplo: El Festival de Cine de Asunción ¡… sería simplemente grandioso! Uno en el que pudiéramos concretar estrenos mundiales, visitas de alta resonancia del glamoroso mundo cinematográfico con alfombras rojas incluidas …¿no atraería tanta gente como el Dakar?
Y “soñando en voz más alta” ¿no sería espectacular que el Paraguay tuviera –todos los años– su Festival de Música o de Teatro, con la presencia de los equivalentes mundiales a los Saenz y Loebb de cada una de estas actividades artísticas? ¡Y qué gran escaparate cultural sería nuestro país si instaláramos dentro del mismo arrebato cultural y a la manera de las grandes capitales del mundo …¡una Feria Internacional del Libro! Poniéndose en el empeño, todo el apoyo que el gobierno, los gobiernos, suelen retacear a los esforzados gremios de Quijotes que la organizan. ¡Qué gran prestigio aportaríamos al Paraguay si tuviéramos en el tiempo que dure la Feria a los mejores escritores, a los autores de best sellers, a las más grandes editoriales del mundo compartiendo con nuestros autores, con nuestros lectores y estudiantes, el tremendo valor del pensamiento, de la creatividad, de la belleza!
¡Qué gran apertura del Dakar Cultural podríamos hacer si en la noche inaugural, el Presidente de la República, en vez de agitar una bandera a cuadros, se despachara con un discurso en el que nos anuncie la “largada” hacia ese Paraguay tantas veces soñado! Porque si falló su “selección nacional”, podríamos recordarle que todavía esperan en la banca, suplentes de lujo como Berta Rojas, la Orquesta de Reciclados de Cateura, Luis Szarán y sus “sonidos de la tierra”, el dueto Maneglia/Schémbori y tantos otros, mujeres y varones, jóvenes y no tanto, que esperan el acompañamiento oficial para el esfuerzo de radicar en el mundo la “marca Paraguay” –una de verdad y no de boquilla– ¡apoyada en el poderoso instrumento de su cultura!
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