Preparativos para la batalla electoral

El proselitismo se instaló de lleno en el escenario político. Tanto para el partido oficialista como para los partidos de oposición, con una pequeña diferencia. En el Partido Colorado, la disputa es por todos los cargos, especialmente por la fórmula presidencial. En la oposición, hasta ahora, la pelea parece circunscripta a los cargos parlamentarios, ya que un eventual consenso para una chapa presidencial única parece muy difícil y lejano. 

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La defunción del proyecto de reelección vía enmienda que, en teoría, debía ser un mazazo contra Horacio Cartes motivó una rápida reacción del presidente y la instalación de una candidatura que tomó de sorpresa a propios y extraños. 

La jugada del Mandatario empujó a disidentes y excluidos del oficialismo a unirse en un bloque. Se viene una disputa electoral interna que, a primera vista, será mucho más entretenida que la que se tuvo en el año 2015. 

En esta oportunidad, el cartismo se topará con rivales de mayor peso. Dirigentes y movimientos que antes lo acompañaron, como el vicepresidente Juan Afara y el presidente de la Cámara de Diputados Hugo Velázquez, ahora decidieron enfrentarlo. El resultado marcará el futuro de la añeja Asociación Nacional Republicana. Cualquiera que gane, sea el candidato digitado por Cartes o el candidato alrededor del cual coincidan los sectores opuestos al proyecto del millonario tabacalero, las cosas cambiarán en el oficialismo. 

En filas de la oposición, el fin de la enmienda tuvo el efecto de instalar una suerte de desconcierto y desorientación. Hasta hace pensar que quizás no creían que pudieran frustrar el plan cartista y, al conseguirlo, no saben qué hacer con su victoria. Parecería que los opositores que combatían el proyecto de reelección no tenían un plan político posterior creíble y coherente. 

El PLRA, principal partido de oposición, continúa sumido en su interminable interna. Lo que menos importa es quién ganará o perderá, ya que la pelea parece ser un fin en sí mismo. 

Hasta ahora, el único candidato seguro de la oposición es el presidente del PLRA, Efraín Alegre, lo cual él podría considerar una buena noticia. Pero, en las circunstancias actuales y si no arriba a un acuerdo dentro de su partido y con los demás sectores de la oposición, va alegremente encaminado a una cómoda derrota electoral. 

La estrategia del efrainismo parece ser la de lograr quedar como única alternativa al proyecto cartista, echando mano al mismo discurso polarizador que utilizó en la interna de su partido el año pasado: lejos de Cartes, cerca de la gente. 

No obstante, sin resolver los conflictos internos y externos que carga actualmente, será casi imposible que pueda transmitir confianza al electorado y, mucho menos, una sensación de que puede ganar. 

El llamado de la cúpula liberal a una “elección interna ampliada” dentro de su partido no genera hasta ahora entusiasmo porque algunos la ven como una vía engorrosa con el posible objetivo de formalizar la candidatura de Alegre y obligar a los demás sectores a respaldarla. Suena poco viable que se le plantee a Mario Ferreiro que renuncie a la Intendencia de Asunción para participar de la interna liberal, con la posibilidad de perder y quedarse sin nada. 

Algunos dirigentes opositores, pese a que falta casi un año para las elecciones generales, ya ven muy posible la derrota, porque creen utópico consensuar un proyecto político-electoral practicable en el mediano y largo plazo. 

Eso explica que varios sectores de la oposición, incluyendo a algunos del PLRA, estén más concentrados por la disputa de los cargos del Congreso, desde donde creen más probable poder plantear la disputa política que se viene y que tiene en el horizonte una Convención Nacional Constituyente que la mayoría de la clase política menciona como imprescindible. 

El inconveniente es que, si los dirigentes no logran despertar el entusiasmo y la participación de la gente, todo lo demás que hagan será en vano.

mcaceres@abc.com.py

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