¿Qué está pasando en los municipios?

No salgo de mi asombro ante lo que está ocurriendo en las municipalidades de unos años a esta parte. Un día sí y otro también aparecen autoridades comunales de distintas localidades implicadas en las más variopintas acciones más bien de patoteros o, en muchos casos, de delincuentes y mafiosos, que de personas que administran la vida de las poblaciones.

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Se podría pensar que exagero, si no fuera porque ya ha habido asesinatos, amenazas de muerte, tiroteos, munícipes asaltando comisarias para rescatar alijos de drogas, decisiones de Juntas Municipales que se tomaron matoneando o a trompadas y no votando civilizadamente.

Por supuesto, no hay que olvidar otro aspecto igualmente escandaloso: las escuelas públicas, gestionadas por los municipios con los fondos de Fonacide, que se derrumban día de por medio y que solo por azar o por algún milagro aún no han ocasionado víctimas mortales.

Debo confesar que no comprendo tamaña anomalía de la actividad municipal. No me cabe en la cabeza que no haya ninguna autoridad nacional o partidaria que pueda o quiera tomar cartas en el asunto, para poner alguna clase de freno a este fenómeno que está envenenando las poblaciones y, con ella, la vida diaria de las personas. ¿Es que la Contraloría, el Congreso, la Justicia, los Partidos Políticos o, inclusive, la Presidencia de la República carecen de la autoridad o de la voluntad de sanear la actividad municipal?

La política municipal es la más cercana a las personas y también la que más afecta a la calidad de su vida cotidiana. A la mayoría de los cargos electivos, presidentes, legisladores y hasta gobernadores, los elegimos sin conocerlos más que por los por las noticias y el marketing político, pero las autoridades municipales son, por así decirlo, vecinos de nuestro barrio.

Si excluimos algunas capitales, en la inmensa mayoría de las localidades del Paraguay todos los habitantes conocen muy bien a los candidatos y no por los medios de comunicación, sino personalmente y desde niños… ¿Cómo se explica entonces tal cantidad de intendentes y concejales impresentables?

Ni siquiera es suficiente para explicar este fenómeno el caso triste y emblemático de Lambaré, cuyos habitantes, en los últimos comicios municipales, tuvieron que elegir entre dos candidatos procesados como sospechosos de delitos económicos, pero que fueron firmemente apoyados por sus respectivos partidos. Algo más grave y más profundo está ocurriendo en los municipios.

El deterioro, la infiltración de la delincuencia, el patoterismo, el crimen, la corrupción y el despilfarro de fondos en las municipalidades es, en cierto sentido, el peor de los deterioros de la política, precisamente porque, como ya dije, es la política municipal la que está más cerca de los ciudadanos y sus necesidades inmediatas.

Las personas viven, compran, se relacionan, estudian, trabajan, se desplazan y hacen vida social en su municipio. Es ese su medio ambiente natural, el lugar donde se desarrollan desde la infancia a la ancianidad, su pequeño universo o, como suele decirse, su “patria chica”.

Si ese medio social, si esa institución básica y elemental y sus autoridades se sumen en el caos, en el patoterismo y la delincuencia, las localidades se convierten en un entorno hostil y la vida cotidiana de las personas comunes se deteriora, se vuelve insegura, insalubre, incómoda. El municipio, en lugar de nuestra “patria chica” donde nos gusta vivir, se transforma en el lugar incómodo donde no tenemos otro remedio que sobrevivir.

rolandoniella@gmail.com

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