Sí. Pues, se busca destruir la memoria colectiva del país.
¿Por qué digo esto? Explico.
Hace 18 años, el intendente Martín Burt me encargó escribir un libro sobre los intendentes de la ciudad de Asunción.
Creí que iba a ser tarea relativamente fácil.
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No lo fue. Fueron necesarios varios meses de investigación, de búsquedas de datos, de algún pariente que pudiera brindar información, de documentos… Recurrí al Registro General de las Personas, para buscar fechas de nacimiento y muerte de varios de ellos.
Llevé mi lista y hablé con una funcionaria. “Necesito estos datos”, le dije…
“Y me tiene que traer las fechas, señor, y le busco”, fue su respuesta a mi consulta. “Bueno”, le dije y salí, entre sorprendido y azorado.
Fue entonces que se me ocurrió ir a recorrer cementerios (costumbre que hasta hoy practico). Me guié por las placas de bronce de los panteones. Encontré los datos que necesitaba y muchos más… Hoy, casi dos décadas después, ya no podría hacer un trabajo similar, pues las placas habían sido robadas y terminaron en algún taller de fundición de metales… Ese daño lo hicieron los ladrones de cementerios, gente, tal vez, de escasa formación e instrucción.
Bajo el riesgo de ser tildado de stroessnerista, quiero expresar mi rotundo repudio a una decisión de los parlamentarios de mi país, que lo único que les diferencia de los ladrones de cementerios, es tal vez, un traje y una corbata, vestidos finos y perfumes caros… Además de eso, son iguales o peores.
SANCIONARON UNA LEY QUE BORRARÁ VARIAS DÉCADAS DE HISTORIA PARAGUAYA.
Supongo que con esta decisión y a partir de esta ridícula ley, que ordena el retiro y destrucción de placas de bronce y otros materiales, el dictador Stroessner dejará de existir en la memoria colectiva paraguaya.
Las futuras generaciones ya no sabrán cuándo se construyó un puente, una escuela, se proveyó de fluido eléctrico a una ciudad, etc. Datos, por cierto, muy importantes para un investigador de la historia reciente del país.
Después de este desatino y despropósito (tienen consigo a uno que encabezó una patota y destruyó un monumento hace un cuarto de siglo), no me sorprenderá que mañana ordenen la quema y destrucción de los archivos del país, pues solo son depósitos de papeles viejos.
Entonces, solo nos restará decir: ¡Consumatum est! y a otra cosa mariposa.
surucua@abc.com.py