Reclamos desoídos

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Pobladores de San Juan del Paraná cerraron la ruta el viernes y ayer buscando sensibilizar al Gobierno nacional sobre problemas de larga data que afectan al municipio, y que tienen su origen en las afectaciones provocadas por la construcción de la represa de Yacyretá, un emprendimiento de Paraguay y Argentina para aprovechar las aguas del río Paraná y producir energía eléctrica.

Desde incluso antes del inicio de su construcción, esta gran obra de ingeniería generó mucho dinero, que corrió generosa hacia las faltriqueras de quienes en su momento estaban en la “posición estratégica” de aprovecharse de tantos recursos.

Esta es la impronta en la EBY, una megaempresa que produce un torrente de dólares, del que se aprovecha mucha gente: desde los politiqueros de turno, que financian sus campañas proselitistas y mantienen un ejército de operadores políticos y planilleros de toda laya, damas de compañía incluidas, pero no tiene recursos para resolver los problemas que ella misma ha creado. La corrupción rampante que impera en nuestro país tiene su mejor reflejo en esta empresa binacional.

Esta obra fue concebida para producir riqueza, pero a costa de una población que no la pidió, que no se sirve de ella. Fue ideada para la concreción de grandes negociados en beneficio de quienes estuvieron y están vinculados a círculos de poder.

Nuestros funcionarios y representantes ante la binacional no pasaron de unos oportunistas cegados por su ambición y la posibilidad de manotear plata dulce. Asumieron el triste papel de serviles a los intereses de quienes sí tenían una visión estratégica y nacional en el emprendimiento; no es casual que casi la totalidad de la energía producida se lleva el socio “condómino”, que ni siquiera está al día en el pago por usar la parte que nos corresponde.

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Nada indica que la temática y la posición de nuestros representantes haya cambiado en beneficio del país. Mientras las poblaciones afectadas gritan sus reclamos, los directores de la EBY se mantienen con los oídos sordos, no sea cosa de incomodar a los “patrones” de la vecina orilla y perturbar ese placentero estado de cosas de cobrar salarios de primer mundo por hacer nada.

jaroa@abc.com.py