Hubo dos ediciones de este premio. La primera la ganó “Chico Bizarro y las Moscas”, de Mónica Bustos; la segunda, “Atajo”, de Esteban Cabañas (Carlos Colombino).
Ocho años después, el pasado jueves 9 de marzo, la actual directora del Centro Cultural de España “Juan de Salazar”, Eloísa Vaello; la directora ejecutiva de la Comisión de Celebración del Centenario de Augusto Roa Bastos y directora del Centro Cultural de la República “El Cabildo”, Margarita Morselli; Mirta Roa, de la Fundación Roa Bastos; y Vidalia Sánchez, de Servilibro, convocaron en una conferencia de prensa en El Cabildo a otra edición del premio, presentado como parte de las actividades por los cien años del nacimiento de Roa e iniciativa de la Fundación Roa Bastos con el apoyo del Centro Cultural “El Cabildo”, la Embajada de España y Servilibro, que desde ahora editará las obras premiadas en una colección llamada Concurso de Novela Augusto Roa Bastos.
Por su parte, el Centro Cultural de España “Juan de Salazar” ha publicado en su sitio web lo siguiente:
“La Fundación Augusto Roa Bastos y el Centro Cultural de España Juan de Salazar realizaron dos ediciones del concurso de novela, con las obras ganadoras ‘Chico Bizarro y las Moscas’, de Mónica Bustos; y ‘Atajo’, de Carlos Colombino. Este año 2017, en que se recuerda el Centenario de Augusto Roa Bastos, se reanuda junto con la Editorial Servilibro, el apoyo y los auspicios del Centro Cultural de la República el Cabildo y el Centro Cultural de España Juan de Salazar. Apoya también el Holding de Radio y el BBVA; todo bajo el cuidado de la Comisión Ejecutiva del Centenario de Augusto Roa Bastos”.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Falso. Dicha Fundación y el Centro Juan de Salazar NO realizaron dos ediciones de este premio. Las realizaron la editorial Alfaguara sede Paraguay, del Grupo Santillana, y la Embajada de España en Paraguay.
Me consta porque asesoré al jurado internacional de la segunda edición del concurso, en la cual premiamos la novela “Atajo”, de Esteban Cabañas (Carlos Colombino). Que no fue un trabajo fácil también me consta, porque fui testigo del esfuerzo y del entusiasmo de todo el equipo involucrado en la sede, ya inexistente, de Alfaguara en Paraguay; fue, sí, cosa poco frecuente en los concursos de nuestro medio, un trabajo honesto, transparente y serio. Me apena y me asombra, por ello, más aún el olvido de los verdaderos autores de esta iniciativa. Un olvido paradójico en estos tiempos en los que el discurso oficial en el Paraguay es el de la “meritocracia”.
Presentamos la segunda novela ganadora, “Atajo”, una bonita noche de finales del 2012 bajo los árboles de la Plaza Uruguaya. Fue la última vez que conversamos –yo no sabía que estuviera enfermo, pero “Atajo” hablaba de la muerte, y por eso, cuando, poco después, llegó la noticia de su fallecimiento, lo entendí con un escalofrío retrospectivo– Carlos y yo. Nunca fuimos muy amigos –era más amigo de mis padres–, pero por algún motivo siempre recordé nuestras contadas charlas. “Estoy tan aburrido de esta aldea, Montse”, me susurró, “de sus desmemorias, sus desconocimientos, sus mezquindades, que creo que ya es hora de marcharme”.
Su especialidad era el humor negro.
montserrat.alvarez@abc.com.py