Recreación del sistema educativo

La educación que estamos ofreciendo, regida por el Estado, desde la Educación Inicial hasta la Educación Superior, salvo raras excepciones, en términos generales es obsoleta, sobre todo en el nivel medio. No responde a las necesidades del presente y mucho menos a las exigencias del futuro, que indefectiblemente le tocará vivir a los estudiantes de hoy.

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Como dice la Constitución Nacional (art. 73) la educación debe ser considerada como “sistema y como proceso”. Normalmente las críticas a la educación se hacen a diferentes aspectos del proceso, pero pocas veces se analizan a fondo los problemas del sistema y de su relación con los otros sistemas dentro del sistema nacional global.

Hay problemas en los procesos educativos que tienen su raíz en problemas del sistema. La financiación del sistema educativo, por ejemplo, dándole a educación poco más de la mitad del mínimo necesario es radicalmente insuficiente y repercute sin duda en las condiciones necesarias e indispensables para educar, tanto por la carencia del mínimo de infraestructura escolar (aulas, servicios) como mobiliario adecuado, laboratorios, bibliotecas y equipamiento tecnológico y pedagógico-didáctico. Sin financiación pertinente, con profesores mal pagados no podrá esperarse calidad docente y educativa. La reiterada torpeza gubernamental del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo al sancionar y promulgar la ley anual del Presupuesto de Gastos de la Nación está condenando a nuestro país al subdesarrollo presente y futuro.

La extrema pobreza del cuerpo legal (conjunto de leyes) que ordena componentes del sistema educativo, además del vaciamiento de algunas de las vigentes (como la Ley General de Educación 1264/98), por aparición ulterior de otras instituciones y su correspondiente adjudicación de responsabilidades, dejan vacíos legales tan fundamentales como la carrera del profesorado por meritocracia y antigüedad o la carrera del funcionariado, la ley de educación municipal, la ley de educación familiar, la ley de educación campesina y rural, etc.

Estos vacíos legales junto a deficiencias perseverantes en ética profesional, ética administrativa y ética política facilitan arbitrariedades en la selección de cargos y rubros, que unido al amiguismo, al prebendarismo, al nepotismo y a los operadores políticos, producen la mediocridad a la que estamos acostumbrados, en vez de avanzar en competitividad y competencia profesional, a favor de la calidad y el beneficio de los estudiantes.

Nuestro sistema educativo es presuntamente heredero de la sociedad industrial, pero a estas alturas de la evolución de los tiempos el mundo que camina y no está estancado vive en la sociedad de la información, la comunicación y el conocimiento. Nuestro sistema no necesita una reforma, un cambio de forma, necesita una recreación. Y una recreación creativa, porque las características de nuestra nación están condicionadas por un pueblo peculiar, con muchas etnias autóctonas, pluricultural además por la presencia estable de inmigrantes de muchas culturas diferentes de Oriente y de Occidente.

Al mismo tiempo, la recreación no puede ignorar, lo que en este mundo globalizado aportan los avances científicos y tecnológicos con sus impactos socio-económicos y culturales desde los países que están en la vanguardia y liderazgo del desarrollo general. Menos aún ignorar los problemáticos y deslumbrantes desafíos que presentan los descubrimientos científicos y tecnológicos, sobre todo en la biología genética y sus provocativas derivaciones. Estemos de acuerdo o no, el transhumanismo está reclamando nuestra atención. Y no debemos eludir su reclamo, en los planteamientos pedagógicos de nuestro sistema educativo.

La formación y actualización permanente del profesorado y su status profesional en todos los niveles del sistema tienen que ser replanteadas profundamente. Los cambios en los modos de vivir y de ser humanos son rápidos, por las novedades científicas y tecnológicas, lo que aterriza en cambios culturales y estilos de vida, que demandan nuevos aprendizajes y renovación de la educación.

Por parte del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), no se conoce ninguna política ni plan de formación y actualización del profesorado de universidades, siendo el MEC y concretamente el ministro el responsable, según la Constitución Nacional (arts. 240 y 242) del gobierno de todo el sistema y consecuentemente de las universidades nacionales. Y las jornadas de formación docente, organizadas para educadores dependientes del MEC, son jornadas masivas de bajo rendimiento, porque son de densa “información” más que de formación propiamente dicha. ¡Ánimo, Sr. Ministro!

jmonterotirado@gmail.com

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