Robot japonés logra ingreso a universidad

El pasado seis de junio, Noriko Arai, profesora de matemáticas en la Universidad TODAI de Tokio (la más prestigiosa de Japón) explicó en Vancouver que anualmente medio millón de estudiantes se presentan al examen para ingreso a las universidades, consistente en ocho pruebas. Solamente un 3% pasan a la segunda prueba.

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Para investigar posibilidades y limitaciones de la inteligencia artificial y si la robótica va a desplazar del trabajo a los profesionales, Noriko Arai, directora del Centro de Investigación de Comunicación en la Comunidad del Instituto Nacional de Informática y del TODAI Robot Project, dirige la creación de un robot capaz de presentarse a los exámenes para ingreso en las universidades y aprobarlos.

“En 2013, tras dos años de Proyecto, el robot TODAI sacó una nota suficientemente buena para ser admitido en 472 de 581 universidades privadas. En 2016, su nota estuvo entre el 20% de las mejores en los exámenes tipo test, y entre el 1% de los mejores en uno de los dos exámenes de matemáticas. Además, fue capaz de escribir una redacción sobre el comercio marítimo del siglo XVII, mejor que la mayoría de los estudiantes. “Tomó información del libro de texto y de Wikipedia y la combinó sin entender ni pizca”, explicó Arai durante su reciente charla TED en Vancouver” (I. Hernández, 10 Junio, 2017).

La calidad humana y profesional de Arai queda reflejada en su profunda preocupación ante dos problemas: ¿Cómo es posible que la máquina resuelva mejor los exámenes que los estudiantes? ¿Cuál es el futuro laboral de estos adolescentes si las máquinas les superan? Su investigación se desplazó a los estudiantes: ¿por qué no responden adecuadamente en los exámenes de ingreso a las universidades? 

Ha descubierto en su investigación que un tercio de los estudiantes no supieron responder a preguntas sencillas, “porque no leen bien”. Noriko Arai dice: “Nosotros los humanos podemos comprender el significado de las cosas, algo que no puede hacer la inteligencia artificial. Pero la mayoría de los estudiantes reciben el conocimiento sin comprender su significado y eso no es conocimiento, eso es memorización. Y eso lo puede hacer la inteligencia artificial”. “Ahora es el momento de hacer que nuestros niños sean más inteligentes que la inteligencia artificial”, pero eso requiere “una revolución en el sistema educativo”.

La preocupación es tan profunda que le ha movido a crear este mismo mes un Instituto de Ciencia para la Educación e investigar cuáles son los malos hábitos de lectura y escritura de los estudiantes, cómo los han adquirido y cómo ayudar a los niños a que sean más inteligentes que la inteligencia artificial.

No es que solamente con la competencia en lectura se alcance la inteligencia superior a la de los robots que logran ingresar en las universidades, la lectura comprensiva, que desencadena la comprensión del significado de las cosas no es suficiente, pero es absolutamente necesaria como condición básica para la comprensión profunda, el aprendizaje profundo, el conocimiento profundo y la posibilidad de aplicación adecuada y perfecta en la producción de otros conocimientos.

La noticia de las investigaciones de Noriko Arai de la Universidad TODAI, sus conclusiones y preocupaciones son una llamada de alerta para nosotros, porque sin tan novedosas investigaciones sabemos que en nuestra población es muy bajo el nivel de lectura comprensiva y muy alto el nivel de analfabetismo funcional. 

Nuestra problemática sobre las deficiencias en el aprendizaje de la lectura es seguramente más compleja que la de Japón.

Además de la débil formación profesional que han recibido la mayoría de nuestros educadores profesionales, contamos con factores procedentes de la educación bilingüe mal planteada y mal resuelta, con la fuerza de una lengua nacional (el guaraní) mayoritaria ágrafa, preponderantemente oral, con dominio de escaso vocabulario, en un contexto cultural sin afición a la lectura, con escasez de producción bibliográfica, con alto precio de los libros y unas universidades cuyos profesores y directivos no tienen producción intelectual (salvo rarísimas excepciones), con escasas librerías, etc.., que contribuyen directamente a mantener a la mayoría de la población lejos de las competencias necesarias para el placer y el hábito de la lectura.

Si en Japón el robot supera a los estudiantes, ¿cuál es el futuro de nuestros jóvenes?

jmonterotirado@gmail.com

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