Ser honesto

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El Evangelio de Lucas, capítulo 16, trata sobre el dinero y lo leemos hoy y el domingo siguiente.

Es un tema resbaloso, incluso san Pablo afirma categóricamente: “Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y han llenado de sufrimiento sus propias vidas”. (1 Tim 6,10)

En la parábola que Jesús cuenta, a la primera vista, daría la impresión que él “alaba al administrador deshonesto“: en verdad no es así, pues el patrón lo despide.

Lo que el administrador hace, después de perder su empleo, es retirar su propia comisión de las ventas de su patrón, con el objeto de agradar a los acreedores y, posiblemente, encontrar una nueva ocupación con ellos.

No sabemos bien qué tipo de deshonestidad el cometió, ya que el texto sostiene que fue acusado de “malgastar los bienes”. Sin embargo, él perdió su empleo, porque fue deshonesto.

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La honestidad es una de las virtudes que nos hace mucha falta hoy día, y varias personas han perdido su trabajo por este motivo.

En materia económica, el respeto a la dignidad de la otra persona exige templanza, para moderar el apego a los bienes de este mundo. En efecto, cuando el apetito de plata es desmesurado uno no respeta nada, ya que su propósito no es fortalecer la empresa o construir una buena familia.

Otro procedimiento deshonesto que padecemos es la suba arbitraria de precios de las cosas, especulando con la necesidad o la ignorancia de los otros, postura que condena duramente el profeta Amós.

Algo sumamente difícil, pero que tenemos que buscar, es la honestidad en nuestras palabras. Alejemos la mentira, que va creando un mundo ilusorio, y para mantener una mentira suele ser necesario otra mentira, hasta que la bola de nieve se vuelve un desastre.

Los cuentos y el radio so’o causan un daño enorme en las relaciones humanas, porque herimos al otro y podemos ganar un enemigo.

La honestidad debe estar presente en el manejo de la Justicia, pues con la corrupción impune, que tanto golpea al país, nunca tendremos una convivencia fraterna, ni tampoco auténtico desarrollo socioeconómico.

Jesús hace un sabia advertencia: “Quien es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho” y uno puede empezar a ser deshonesto en “zonceritas” y no parar nunca más.

Cuesta ser honesto, pero esta virtud trae paz al corazón y pone las bases para que disfrutemos, como indica el Señor, de los verdaderos bienes, ahora y después.

Paz y bien.

hnojoemar@gmail.com