Es un hecho positivo por un lado y negativo por el otro. Positivo porque se demuestra una vez más que esta primavera que estamos viviendo es posible gracias a varios factores: 1. La libertad de prensa y de expresión que no solo beneficia a protagonistas de medios de comunicación sino principalmente a la ciudadanía que recibe información que necesita saber verdaderamente de cómo se manejan los poderes del Estado, sin ocultar nada ni alabar a nadie inmerecidamente.
2. En Paraguay la figura de un Presidente de la República siempre es importante, pese a la división constitucional de los poderes del Estado.
3. Gracias a Dios todavía no hay reelección en nuestro país y ojalá pase mucho tiempo antes de que se incluya esta figura en la Constitución. Y en este punto me quiero detener. Las preguntas que nos hacemos son: ¿Iba a estar González Daher, Díaz Verón, Ulises Quintana, etc. presos si el cartismo continuaba en el poder? ¿La Fiscalía de Sandra Quiñónez se iba a animar a lanzar una investigación contra el clan Zacarías Irún, el senador liberal llanista Dionisio Amarilla y el titular de Diputados Miguel Cuevas?
Llamativamente en este tiempo se destrabaron los casos de los acusados senadores Víctor Bogado (colorado, cartista) y Salyn Buzarquis (liberal efrainista), entre otros. Sin olvidar el desmantelamiento por parte del Ejecutivo del mamotreto del metrobús y su criminal consecuencia con el cierre de negocios, trabajadores en la calle y otros detalles que merecen ser analizados en el ámbito penal.
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El hecho negativo es que estos acontecimientos revelan que aún no hay institucionalidad en el país. Que la velocidad de la Fiscalía y/o el Poder Judicial siguen dependiendo exclusivamente de la conducta –para no decir otra cosa– del titular del Ejecutivo.
Pero no debemos dejar pasar por alto la fuerza brutal que tiene la presión de la ciudadanía, especialmente de los indignados que se manifiestan en las calles frente a la casa de autoridades electas (diputados, senadores, intendentes y gobernadores). Si bien no son muchos, matemáticamente hablando, representan a un número importante de compatriotas que están hartos de impunidad en el Paraguay.
En medio de impensados sucesos, Horacio Cartes comienza a reagrupar a su tropa. Reunió a diputados y senadores, suma aliados en instituciones públicas que son “sus ojos y oídos” y días pasados fue a compartir el cumpleaños del diputado Tadeo Rojas, su exministro del Interior cuando fue atracado por la Policía el 1 de abril el Partido Liberal Radical Auténtico, donde mataron al joven dirigente de La Colmena Rodrigo Quintana. Entre paréntesis, Rojas nunca dio una convincente explicación de quién dio la famosa “orden superior” para ingresar sin orden judicial a la sede del partido político opositor más importante del país.
Pese al asesinato de Rodrigo, Rojas se volvió a candidatar y el electorado del departamento Central le premió con el rekutu y ahí está sentado en una banca y responde al cartismo.
Y en el otro rincón político, el gobierno de Marito abrió varios frentes de batallas, no solo con legisladores afines al cartismo sino también con intendentes, en particular con Sandra McLeod, miembro integrante del clan ZI.
Tal vez con mucha astucia, el líder de Añetete se acerca a sectores de la oposición y a la comunidad internacional para buscar fortalecer su gobierno, teniendo en cuenta que con el cartismo costará conciliar.
pguerrero@abc.com.py