Por otra parte, Migraciones está actuando en la ilegalidad. Incumple el acuerdo firmado en el marco del Mercosur, en noviembre de 2001, en el que se estableció que la ciudad de Posadas será cabecera única de Control Integrado de tránsito vecinal. Es decir, funcionarios de Migraciones de ambos países deben fiscalizar el paso de personas por el puente San Roque González, en Posadas. En Encarnación, como ocurre actualmente, está el control integrado de la Aduana paraguayo-Argentina.
Los comerciantes encarnacenos cuestionan el cuello de botella que se forma en la oficina de Migraciones de nuestro país, de día, cuando más compradores vienen. Lo único que logra es frenar el flujo de visitantes. Por la noche-madrugada ya no hay control, el paso es libre.
Es necesaria una estrategia que contemple la posibilidad de facilitar la entrada a los turistas al radio urbano de Encarnación a realizar sus compras, similar a lo que acontece en la frontera entre Puerto Iguazú, Argentina; Foz de Yguazú, Brasil, y Ciudad del Este, donde el pasajero cruza de una frontera a otra sin trámite alguno; solamente realizan el papeleo los que van a viajar fuera del radio urbano de cada ciudad.
En la vecina Posadas, en tanto, los dueños de los locales comerciales exigen al gobierno de la vecina Provincia de Misiones que se establezca un límite en las compras en Encarnación o que se cobre un canon en el puente internacional para desmotivar el cruce de mercaderías. Lastimosamente, Migraciones les hace el juego.
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