Sin analfabetos en Cuba

SALAMANCA. Quienes todavía guardan aquel esperanzador entusiasmo por la revolución cubana que sentimos muchos en los años sesenta y de la que muchos terminamos desencantándonos por su deriva totalitaria y retrógrada, cada vez que necesitan defender aquella idea traicionada enarbolan su sistema educativo. “Cuba acabó con el analfabetismo”, dicen con machacona insistencia. Hay que reconocer que este primer paso ha sido dado con éxito. Ahora se plantea el segundo: todos saben leer, pero para leer qué. Aquella época en que la famosa Casa de América se había convertido en un centro consumidor y productor de cultura naufragó, como consecuencia del enclaustramiento del régimen que no estaba dispuesto a escuchar ningún cuestionamiento. Ni aunque este fuera en el campo literario.

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La semana pasada, la bloguera cubana Yoani Sánchez dio a conocer su periódico digital “14ymedio” que causó las iras del régimen. Ello fue posible a que, según lo explicó Sánchez en su cuenta de Twitter, recurrió a un programa que permite la navegación anónima. Los cubanos han sido alfabetizados, sí señor, pero para que solo puedan leer el “Granma”, periódico oficial encargado de difundir los artículos de Fidel Castro y los discursos laudatorios escritos por los miembros de la “nomenklatura”, voces que no desentonan en el concierto dirigido por la batuta de los hermanos Castro.

Los sentimientos del régimen se pusieron de manifiesto ante el atrevimiento de Yoani Sánchez, ya que, de acuerdo a despachos de France Press, dicen que no es posible acceder a este periódico digital desde una computadora cubana. Para ser más precisos, sí, se accede pero el usuario es direccionado, automáticamente, hacia una página web que contiene única y exclusivamente artículos que atacan e insultan a Sánchez.

Internet no está prohibido en la isla aunque tiene un pero: una hora de conexión a la red cuesta una cuarta parte del salario medio mensual. Suponiendo que un sueldo medio en Paraguay es de dos millones de guaraníes, la hora de conexión costaría 500.000 guaraníes. Con estos precios, ¿quiénes podrían costearse un servicio mensual? Como respuesta a estas limitaciones, miembros del periódico “14ymedio” dicen que los cubanos viven con un “pendrive” (memoria transportable) en el bolsillo. Cuando están en un sitio donde ven algo que les interesa, lo bajan, lo ponen en esa memoria y se lo llevan a casa.

El periódico de Sánchez, que cuenta con un reducido cuerpo de redactores jóvenes, lejos de ser exclusivamente político, tiene diferentes secciones: cartelera de cines, precio de artículos de primera necesidad y, en este primer número, una entrevista desde la cárcel al novelista Ángel Santiesteban, culpable de haber escrito el blog “Los hijos que nadie quiso”.

Yoani Sánchez declaró al periódico español El País: “Apostamos por que el régimen vea que es contraproducente el intentar bloquear la libertad de información al mismo tiempo que toma medidas de apertura económica e intenta acercarse a la Unión Europea”. Los hermanos Castro saben lo peligroso que es abrir el grifo de la libertad de expresión. Por eso prefieren seguir manteniendo la línea que ha tenido siempre el periódico “Granma”, que además de ser una publicación llena de artículos sin ningún atractivo, columnas lavadas y blanqueadas a través de varios filtros de censura, gráficamente no se parece a nada, ni siquiera a publicaciones pueblerinas. En palabras más descriptivas, es como si en la época de la dictadura hubiéramos tenido, para informarnos, nada más que aquel ofensivo diario “Patria”.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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