Era un país lleno de violencia de todo tipo y de una población que no quería entender la buena convivencia y el respeto. El terrorismo, la vehemencia y la demencia ciudadana coparon los espacios y todo el país contrajo nupcias con el caos generalizado y fue el acabose en materia de intranquilidad.
La inseguridad que tenía el país era inaguantable. Los homicidios ocurrían a diario y a mansalva y ya casi nadie se salvaba. Matar y morir antes de tiempo sonaba como una obligación en ese país. Ver cadáveres tirados en cualquier parte de su geografía ya no le impresionaba a nadie y era como tener un depósito de muertos a cielo abierto en cada esquina de cualquier ciudad. Por la calmosa e inmutable aptitud exhibida por la gente ante cada asesinado y cadáver esparcido, pareciera como si todos fueran directores y encargados de alguna morgue.
Su capital se manejaba dentro del desorden total. La basura era recogida de “mes en cuando” y ya después del desove de todas las alimañas y de haber cumplido y completado su papel de medio de cultivo de moscas, cucarachas, ratas y otras que vivían diseminadas como si hicieran el rol de mascotas.
No solamente la capital era considerada como la ciudad más sucia del sector, sino también atesoraba y era depositaria del mayor desorden vial que pudiera existir sobre el planeta Tierra y alrededores. La lentitud del tráfico vehicular contrastaba y circulaba totalmente de contramano al gigantesco y ágil tráfico de drogas prohibidas que también adornaba al país. Pero no solamente con el cambalache de las drogas la población se mostraba ágil. La rapidez y la ultraligereza también se utilizaban para el tráfico de influencia que existía y volaba en ese país.
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No se habla del Paraguay. No, hablo de Singapur, uno de los ahora llamados “Tigres del Asia” por el gran cambio que sufrió a partir del año 2004 con la llegada al poder de Lee Hsien Loong, que suena como sien o largo cerebro. Se independizó recién en 1965. Hoy es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo y con gran nivel de educación, salud, fuerte economía y gran transparencia política.
Tiene una población de 5.500.000 habitantes que hablan 4 idiomas: inglés, malayo, tamil y el mandarín. Tiene 700 km2 y es una república parlamentaria con la salvedad de haber sido manejado el país anteriormente por ingleses y japoneses.
Sus cárceles albergaban a más de 500.000 presos en el 2004 y a los 6 meses del gobierno de Lee solo quedaron 50. Con la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales, violadores, narcotraficantes, políticos corruptos, policías y militares sinvergüenzas el país se fue limpiando y depurándose de la gran corrupción y criminalidad que lo acaparaba. Su sistema judicial fue saneado y a lo gubernamental le alcanzó la sobriedad y desde aquel año de limpieza no se salva de la pena de muerte o de la cadena perpetua ningún corrupto, violador, asesino, contrabandista y, mucho menos, un narcotraficante.
Su universidad nacional hoy es la 30 entre las mejores del mundo, acá hay 30 universidades que solo sirven para engendrar directivos y graduados mediocres.
Amnistía Internacional censuró a Singapur por el método usado para limpiar el país, pasa que ahí ejecutan a los delincuentes por medio de la horca en una cárcel los viernes al amanecer. Parece que Amnistía envía al ángel Gabriel como inspector en el Paraguay.
Un solo día a la semana, por medio de la horca y al amanecer, no dará el tiempo para que el Paraguay se limpie de tantos desfachatados e indecorosos...
caio.scavone@abc.com.py