Tiempos de incertidumbre

A meses de cumplir su tercer año de mandato el presidente Horacio Cartes tiene pocas certezas. El suelo donde se mueve se torna cada vez más inestable, la gestión a diario se vuelve más engorrosa y los resultados escasean en un escenario de necesidades políticas. La mala noticia para el Gobierno es que la situación tiende a empeorar con el correr de las semanas y meses. Cuando lleguen las internas partidarias y los dirigentes políticos necesiten definir su sobrevivencia política.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/GZER7BOZDNC7PFIYCSUZKNLASE.jpg

Cargando...

La idea de la reelección presidencial, fogoneada desde el ala política, no tiene margen. Esta prácticamente muerta. Los tiempos cada día aprietan más y no hay un ambiente político favorable.

En el entorno más íntimo de Cartes se da por perdida la posibilidad de un segundo mandato. Ya se trabaja en la sucesión; en buscar quien mejor pueda representar la continuidad. Aun así oficialmente nadie aceptará que la reelección es inviable. Es necesario ganar todo el tiempo que se pueda y evitar que se adelante la confrontación en el oficialismo. Todavía quedan dos años de gestión y es preciso mantener un mínimo de cohesión política que permita trabajar en la continuidad del modelo más allá de 2018.

En estos casi tres años de mandato, Cartes se encargó de rediseñar buena parte del control político. Con su administración se acabaron los feudos políticos y las mesas de recaudación individual de los caciques partidarios en las instituciones públicas. No hay espacio para ubicar clientela política, acumular fondos públicos y financiar las campañas. Todo pasa por la bendición del presidente Cartes; por su respaldo económico.

La estrategia le funcionó en parte. Posicionó a un grupo de intendentes en las últimas internas municipales, logró imponer a su candidato en la presidencia del Partido Colorado y tiene controlada por ahora a la Cámara de Diputados; pero aun así no alcanza para tener a toda la dirigencia controlada. Hace falta gestión política para asegurar el control pleno.

No es casualidad que el ministro de Defensa en estos días, cuando explotaron gruesos casos de ineficiencia en los organismos de seguridad y la oposición logró retener la presidencia del Senado, haya recorrido medios de comunicación denunciando un plan para terminar con el mandato de Cartes. Aseguraba que plantear la nulidad de tres leyes militares que hacen al ordenamiento de todo el sistema de justicia militar es parte del proyecto. Lo que hasta ahora el secretario de Estado no supo explicar es cómo eso terminaría en la destitución del presidente de la República.

En la Cámara de Diputados, donde debe iniciarse el proceso de juicio político para la destitución del Jefe de Estado, los colorados no solo son mayoría, con 46 diputados la ANR tiene mayoría propia; pueden sesionar sin necesidad de la oposición. En la Cámara de Senadores, opositores y disidentes tampoco tienen los votos necesarios. Se dirá que en política nada es permanente. Que mediante acuerdos, alianzas, negociaciones todo puede cambiar. Es cierto, pero para eso primero debe haber un entorno favorable que por ahora no existe y la nulidad de tres leyes no las creará. Lo que sí podría existir es una fuerte interna colorada para destituir a Cartes, pero tampoco hay indicios de eso.

Entonces las causas de la vehemente denuncia del Ministro habrá que buscarlas por otro lado. Por el lado de generar ficciones que eviten un ataque directo al Poder Ejecutivo y permitan seguir andando aún, en medio de la creciente confrontación y la natural pérdida de poder en la segunda mitad de mandato.

Por el lado de buscar la cohesión partidaria que cada vez es más difusa a puertas de unas elecciones liberales que podrían rediseñar el papel de la oposición en los próximos dos años.

ogomez@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...