Las instituciones educativas recibieron solo el primer lote de leche, cereales y miel de abeja que componen la merienda. Duró máximo tres meses en algunas escuelas.
Lastimosamente, por la corrupción imperante, los recursos que tendrían que haber sido destinados a estos beneficios desaparecieron y los niños pagan las consecuencias. Muchos escolares ya no asisten a clases puesto ya que no tienen la motivación: la leche y la comida que recibían en las instituciones.
A la vez, el complemento nutricional era de gran valor para el crecimiento de los infantes, considerando que muchos son de familias de escasos recursos económicos y no reciben los alimentos necesarios para su desarrollo adecuado.
Ahora la distribución del segundo lote de la leche es un sueño. Y los directores, docentes y niños deben lidiar con la triste realidad.
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Además de la falta del complemento nutricional, muchas escuelas y colegios se están cayendo a pedazos por la irresponsabilidad de las autoridades que tienen los recursos para solucionar esos problemas.
Si la ciudadanía no controla y no les exige a las autoridades el uso transparente del dinero público, la situación irá empeorando y los sectores más vulnerables sufrirán peores consecuencias. También tienen la obligación de denunciar los hechos irregulares y asegurarse de que los fiscales investiguen.
victor.barrera@abc.com.py