Tumulto en la bitácora

El alboroto generado en torno a la concesión del estacionamiento controlado en Asunción nos remonta a unos años atrás cuando en nuestra capital aterrizaron por primera vez los parquímetros.

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El contrato de concesión al consorcio Roggio-Ecomipa se había firmado el 1 de julio de 1993 por un periodo de SIETE AÑOS entre la empresa privada y la administración del intendente Carlos Filizzola.

El dispositivo apareció al año siguiente en las zonas del microcentro, centro y Mercado 4. La firma concesionaria se encargó de proveer los aparatos, señalizar las calles, una flota de grúas, cepos, carteles indicadores y sitios de venta de las fichas. También equipó el corralón municipal donde tenía sus oficinas administrativas.

El sistema empezó a funcionar para poner orden en una ciudad que había sido ganada por el caos vehicular y cuando las tarjetas de estacionamiento que manejaba la Policía Municipal de Tránsito ya se habían vuelto obsoletas.

En principio pareció andar bien pese a la resistencia. Muchos asuncenos y foráneos debieron apretarse la cabeza –a la vez que los bolsillos– cuando encontraban sus vehículos con cepo. El dolor se había somatizado en las billeteras.

El CEA había permitido erradicar del Centro las dobles filas de automóviles e hizo que los funcionarios públicos ya no se adueñaran de los sitios de parqueo ocupándolos durante toda la mañana. Sin embargo, el accionar indiscriminado, la falta de tolerancia y las intenciones de recaudación en complicidad con algunos funcionarios municipales hizo que el sistema de control se viniera abajo y se ganara la antipatía ciudadana.

Durante la gestión del intendente Martín Burt, en el año 2000, el contrato fue prorrogado por cinco años aunque la decisión ya había sido criticada. Finalmente Enrique Riera, en una de sus primeras acciones de gobierno decidió revocar la concesión y poner fin al imperio del CEA, en medio de aplausos.

Asunción experimenta casi siempre un eterno devenir en las cosas: ahora nuevamente se busca poner fin al atolondrado apoderamiento de las calles por parte de los cuidacoches. ¿Pero es tan difícil hacer en forma correcta y transparente las cosas? La concesión al consorcio Parxin durante QUINCE AÑOS! –más del doble del primer contrato con el CEA, que empezó de cero– está siendo atacada por las múltiples falencias y errores que se habrían cometido en el mismo pliego de bases y condiciones.

El intendente Mario Ferrerio se convirtió en un férreo defensor del nuevo sistema, según las publicaciones. En su “bitácora”, cuando escribía en ABC Color, dejó anotado un “decálogo para gobernar”. En el cuarto punto decía que “los índices de corrupción deberán rebajarse al mínimo...”. Así las cosas y dada la situación de sospechas, el actual gobierno municipal ¿está en condiciones de marcar la diferencia en el derrotero de Asunción?

pgomez@abc.com.py

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