Ubicación: ¡140!

De haberse dicho que lo hacían porque les daba la gana, no hubiera habido nada que cuestionar. Cada uno tiene la libertad de hacer lo que le da la gana siempre y cuando no dañe al otro. Pero no, dieron una explicación y nos asiste el derecho al disenso. Días atrás, el sector industrial, saliéndose de su habitual posición de mesura y cautela, se reunió para darle su apoyo a la ministra de Educación, Marta Lafuente, que está en el ojo de la tormenta desde mucho antes de que saltara a la vista de todos unas compras no muy claras.

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La reunión se realizó en el local de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y asistieron no solo empresarios, sino también responsables de universidades y, lógicamente, Marta Lafuente. Eduardo Felippo, presidente de la UIP, explicó los motivos de dicha decisión, y transcribo lo dicho; es importante: “Leemos en los diarios que se le ataca a una ministra por una cuestión administrativa menor, cuando la esencia del ministerio no es comprar productos menores; es manejar la educación. Por eso decidimos reunirnos para decirle a la ministra que tiene todo nuestro apoyo y que la prensa entienda que nosotros estamos preocupados por la educación superior y no por el costo de cosas menores de un problema administrativo de segunda. Por eso estamos aquí, para expresar nuestro convencimiento de que las cosas se están haciendo de la mejor manera posible dentro de los medios que tenemos”. Más adelante dijo que está “presenciando unos programas impulsados por el Ministerio de Educación muy interesantes, además de la inserción internacional de Paraguay, que nunca se hicieron en nuestro país”.

En primer término, este no es un problema que fue inventado por la prensa. Los documentos existen y, personalmente, pienso que no es una “cuestión menor” ni un “problema de segunda” que se hayan comprado productos que en la calle valen 2.000 guaraníes y el ministerio pagó 10.000. Y se compró en grandes cantidades. Aunque no hubiera sido nada más que uno solo, es una falta, y grave, porque no es un manejo trasparente del dinero público.

Sería interesante conocer los “programas muy interesantes” impulsados por dicho ministerio cuando es notorio que el nivel educativo de nuestro país es deplorable y que impulsó a los propios alumnos, en los últimos meses del año pasado, a salir a la calle para pedir que se mejorara la calidad de la enseñanza y pedían la renuncia de la ministra porque consideraban que su desempeño era lamentable. Fueron los estudiantes, no la prensa; fueron las ansias de estar mejor formados y no la compra de botellas de agua ni de termos de cocido.

Pocos días después de esta manifestación de público apoyo de la Unión Industrial, nuestro diario le entrevistó al empresario Víctor Varela, que pertenece a la sociedad civil Juntos por la Educación (JPE). Cuando el periodista le preguntó su opinión sobre la calidad de la educación en nuestro país, respondió: “El último informe del Foro Económico Mundial señala que la calidad de la educación paraguaya alcanzó en el año 2015 la peor posición de su historia. Estamos en el puesto 140 de 140 países. Ese mismo sondeo mundial, que es sumamente grave, refleja la insuficiente calidad de la fuerza laboral. Estos dos factores visibilizan claramente la relación que hay entre educación y desarrollo”. ¿Hace falta otro argumento para demostrar que las cosas no se están haciendo bien? O, para ser más preciso: que las cosas se están haciendo malísimamente mal.

No sé qué universidades estuvieron presentes, pero poca confianza me merece la educación superior cuando vemos proliferar las universidades que funcionan en cualquier garaje; cuando se venden notas y títulos en la propia Universidad Católica; cuando se entregan títulos de enfermería sin necesidad de que los alumnos acudan a ninguna clase y algún que otro pequeño detalle, a lo que hay que sumarle las aulas cuyos techos se desploman sobre las cabezas de los estudiantes mientras centenares de niños dan clases a la sombra de un árbol, sentados sobre un ladrillo, todo lo cual constituye, posiblemente, nada más que “un problema administrativo de segunda”.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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