Un oso polar en el Chaco

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Un sacerdote de la Iglesia Católica y nacido en Holanda llamado Menno Simons (1496-1561) dio origen a sus seguidores llamados “menonitas” que se caracterizan por ser pacifistas y el negarse al servicio militar y a cualquier otra prestación que requiera el uso de las armas. Por eso solo apuestan al trabajo y a progresar. El origen menonita se da en el norte de Alemania durante la reforma protestante del siglo XVI. Justamente por no protestar ante todo tipo de injusticias son llamados “protestantes.”

Así como Menno, sus seguidores fueron perseguidos más que el Dr. Agustín Goiburú (1930-1977) en épocas de Stroessner y tuvieron que emigrar a diferentes regiones y una de esas fue la entonces Prusia. En 1780 Catalina II de Rusia necesitaba agricultores alemanes de excelencia productiva y los menonitas prusianos fueron al sur de Rusia para desarrollar eficientemente la agricultura y la ganadería de ese país.

Unos 100 años después el Gobierno ruso decretó invalidar los privilegios menonitas y en 1877 casi 20.000 se fueron a los EE.UU. y Canadá. Los rusos se quedaron sin expertos agricultores, revieron la cosa y para 1914 ya eran 120.000 menonitas en Rusia, pero con la revolución comunista de 1917 los menós perdieron sus tierras, muchos murieron y sus paisanos de Canadá y EE.UU. hicieron el rescate y los emigraron a esos países y también a otras zonas como a la entonces inhóspita región chaqueña del Paraguay.

Los primeros menonitas “rusos” pisaron el Chaco en 1926 y otro buen contingente llegó al Paraguay en 1945 en un buque llamado Volemdam, nombre que tiene una colonia meno en el departamento de San Pedro. La historia es larga pero los señores Manuel Gondra y Eusebio Ayala ordenaron afincarse en el Paraguay. En 1926 se origina la colonia Menno, en 1930 la colonia Fernheim y en 1947 la colonia Neuland.

El ganado vacuno de carne y leche sigue floreciente en el sector chaqueño y casi el 70 % de la industria láctea se origina en estas colonias. El algodón, maní, el sorgo, pasturas y otras labranzas son también excelentes rubros de los menonitas del Chaco afincados en Filadelfia, Neuland, Loma Plata y zonas adyacentes.

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Durante los primeros días de este mes que fenece se llevó a cabo un “día de campo”. Al evento asistieron unas 180 personas repartidas entre productores agrícolas y pecuarios de la zona, técnicos de las cooperativas aledañas, estudiantes, investigadores rurales y técnicos de diferentes empresas y estancias. La jornada estuvo muy bien organizada por la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), junto a la Cooperativa de Producción Chortitzer Ltda. y el Gobierno de EE.UU. a través de la Universidad de Missouri.

La muestra tuvo como escenario la parcela experimental de Ebenfeld de Loma Plata y los trabajos de investigación consistieron en revelar las variedades de soja que pueden soportar altas temperaturas, suelos con yeso (sulfato de calcio) falta de agua, comportamiento, rendimientos y la tolerancia que presentan unos 97 materiales proveídos por el Gobierno estadounidense a través del USDA y la Universidad de Missouri y 23 variedades locales que irán seleccionándose según aguanten y resistan.

Los diseños y ensayos fueron preparados por los Ing. Agr. Jenny Dueck y Natalia Escobar (Chortitzer), María Luisa Ramírez y Valike Cubilla (Capeco). Este segundo año de experimentación podrá, en años más, dar a los entusiasmados productores la posibilidad de que la soja chaqueña se convierta en alimento humano y confiera el valor agregado que deja como carne vacuna, de aves y cerdos, huevos, peces, leche y sus derivados.

¿La nutritiva soja en el Chaco? Es como tener un oso polar en el África y un Paraguay sin corrupción. Con los buenos técnicos y los menonitas del Chaco todo se puede...

caioscavone@gmail.com