Vacaciones para sanarse

El mes de enero se caracteriza por el disfrute de vacaciones para muchas personas, aunque, infelizmente, no todas pueden darse esta oportunidad.

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Tener vacaciones es un derecho de toda persona, incluso la Constitución Nacional la recomienda (art. 91). Resulta que hay que recuperar las fuerzas desgastadas a lo largo de un año de luchas, victorias y derrotas. Es tiempo para cargar las pilas, pues hay que seguir peleando, y es ocasión para cicatrizar algunas heridas que duelen en nuestra alma, en fin, es ocasión de sanarse.

Es también un deber de toda persona, pues tenemos que cuidar de la salud para no enfermarnos por cualquier cosa, igualmente, un cuerpo y un espíritu descansados producen mucho más. Cuando el ser humano se siente rejuvenecido presenta más tolerancia hacia los otros, lo que fortalece las buenas relaciones.

El ciudadano tiene el derecho de encontrar rutas debidamente señalizadas, ríos y lagos sin contaminación, seguridad en las calles y ausencia de ruidos molestos, cosa que se vuelve más difícil con estos potentes aparatos de sonido y la deplorable indolencia de las autoridades.

Es tiempo precioso para compartir con la familia en clima alegre, dejando de lado las viejas críticas y nerviosismos desubicados.

Da gusto librarse de la tensión de los trabajos y estudios, de las reuniones, del tránsito, del sonido imperativo de los celulares, sin embargo, el trabajo doméstico debe ser compartido por todos de la familia: cocinar juntos, los varones que laven los cubiertos y después limpien la casa, en fin, cosas que aumentan el sentido de pertenencia y colaboración.

A la par, vemos en el Evangelio de este domingo que Jesús “fue a Nazaret, donde se había criado, el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura”.

Esto indica que no tenemos el derecho de dar vacaciones a nuestra fe, pues este tiempo también debe ser para un fortalecimiento espiritual. De modo especial, está la santificación del domingo, que es el día del Señor y día de la Iglesia.

No es justo tener tiempo para mil cosas y afirmar que no se tiene tiempo para ir a la Misa, con toda la familia. El descanso también debe ser del espíritu y Jesús es claro: “Vengan a mi todos ustedes que están agobiados y encontrarán descanso para sus almas”.

En este período también no podemos dar vacaciones a las buenas costumbres: no emborracharse, no trasnochar, no comer en exceso, no dañar lo que es del bien común y no hacer gastos alocados.

Felices Vacaciones y Paz y Bien.

hnojoemar@gmail.com

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