Asunción debe ser la ciudad que más limpiavidrios por habitantes tiene. Tendría que ser, por ende, y por la cantidad existente, la capital más limpia del planeta. En este momento también es la más sucia. Hay limpiadores por todos lados y todos los lados están abarrotados de basura. En resumen, hay tanta basura como limpiadores y también existen cuidacoches a montones que están en la misma relación con el robo de coches.
Hay muchas cosas que llegaron para quedarse. Pero no se habla de la cachaca, de la marihuana, del contrabando, de la joda, de las autoridades corruptas, del abigeo, de la cumbia villera, del narcotráfico, de las tan malas copias de programas televisivos, de las huelgas ni de sindicalistas sinvergüenzas. Se habla del dengue, mal que llegó del África para quedarse y hacer hogar acá ya que tintinea a que se le extendió el certificado de residencia para vivir mansa y plácidamente en el Paraguay.
Hace ya varios años que hemos importado el hogareño mosquito transmisor conocido como Aedes aegypti y ahora ya estamos exportando el virus desde que comenzó el vector a convivir con nosotros. Somos siempre tan atenciosos y permisibles con los que vienen de afuera que le extendimos al dengue la hospitalidad paraguaya con pocos hospitales, con el hacinamiento de la gente, con montañas de neumáticos, con la higiene rebosante de basura, con agua en recipientes, con el instalado déficit cultural y la eterna falta de prevención, cautela, disciplina, obligación, cuidado y juicio.
Solo la hembra se alimenta de sangre con luz solar, el macho chupa jugos vegetales, vive solo 30 días y más gusta incubar sus huevos en las cubiertas de vehículos en desuso, a los 16 ºC no activa, y gusta de los tobillos del ser humano.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Se tuvo que soportar decesos de muchas personas, hasta de muy reconocidas, para entrar en pánico y poder culpar a las autoridades de turno la falta de previsión ante tamaña catástrofe. Todos los años nos avisan que la aparición del dengue es tan cíclica, como las inundaciones causadas por El Niño a nuestros ríos y que es un deber ciudadano prevenir el mal y que después de cada epidemia tendríamos un periodo de descanso, de frío y de sequía. Lo único que hace la población paraguaya, ya como algo pragmático, es prepararse para recibirle al Aedes con agua en recipientes y con abundante basura.
Se colabora bastante para que el Aedes asegure acá su morada y la definitiva para muchos en los camposantos. Ayudamos al Aedes con más desperdicios, con autoridades municipales que no tiran ni las latas para poder meter las manos en ellas, incentivamos peleas entre los municipios y las autoridades sanitarias y acumulamos el agua en recipientes para que no falten las incubadoras de los dichosos mosquitos para sus huevos, larvas, pupas y eclosionen los adultos.
Recurrimos a cuanta historia existe para eliminar al vector. Que el cedrón, la citronella, la vitamina B y otros cuando que solo hay que limpiar el patio, casas, baldíos y deshacernos de todos los cachivaches que tanto le gusta juntar a la raza guaraní que, si no huele algo a repulsivo, la fumigación no sirve. Parecido al tratamiento artesanal de la diabetes y problemas digestivos que, si no es desagradable, no sirve.
Hoy el menú es variado: dengue, chikunguña y zika y si seguimos mugrientos y nadando con el Aedes, el recuento de las plaquetas irá en aumento, pero con esas de bronce, las que se colocan en los cementerios...
caio.scavone@abc.com.py