¿Y los reconstructores?

SALAMANCA. Los organismos internacionales nos van devolviendo, a buen ritmo, la realidad real en que vivimos. No es un mero recurso literario lo de “realidad-real”, sino una manera de distinguir la realidad objetivamente considerada y aquella otra en la que creemos vivir a través de la propaganda engañosa a la que nos tienen habituados nuestros gobernantes. El último chapuzón de realidad que nos tocó vivir fue a través de un informe del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y de la UNESCO (Organismo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que coloca a Paraguay en el último lugar de la región en materia de espacios educativos.

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El mismo informe señala que “los porcentajes de estudiantes que asisten a escuelas con muy pocas categorías de infraestructura con nivel suficiente (espacios óptimos para el aprendizaje) son inaceptablemente altos”. Ante tamaña atrocidad –no encuentro mejor término para describir la situación–, el ministro de Educación, Enrique Riera, se apresuró a decir: “Me da vergüenza y pido disculpas en nombre del Estado paraguayo por haber abandonado por tantos años a tantos chicos que tanto necesitan”. Luego agregó: “Hemos abandonado a docentes, a las escuelas, a los chicos; les hemos sacado el futuro por algunos miserables pesos en alguna que otra licitación, por no hacer un mantenimiento y por no tener un sistema sostenible en el tiempo”.

Por un lado, aplausos para el ministro Riera. Es muy raro en nuestro país que un secretario de Estado muestre la cara ante una situación calamitosa y reconocer públicamente los errores cometidos. Aún más, pedir disculpas. Hecha esta salvedad, habría que preguntarse si estas disculpas, si todas las disculpas del mundo serían capaces de devolverles a esos niños hoy convertidos en adolescentes la oportunidad perdida de haber sido educados correctamente. ¿Se han planteado alguna vez el daño irreparable que se ha cometido? Porque de aquí en adelante se podrán realizar todas las mejoras que estén al alcance de la mano, pero lo que se ha perdido: aquella oportunidad de ser mejor persona, de ser mejor ciudadano, de ser mejor profesional, eso no, eso no se recuperará jamás.

Pasado el momento de las disculpas y las justificaciones que siempre abundan, lo que debería hacer el ministro Riera es ponerse las pilas y exigir a jueces y fiscales que investiguen, juzguen y condenen a las decenas de intendentes municipales de todo el país que se han robado, desvergonzadamente, el dinero que se les había entregado para la construcción y mantenimiento de las escuelas de sus respectivos municipios. Ninguno de ellos ha pasado ni siquiera por la acera de algún tribunal; ninguno ha sido requerido por la justicia. Y en los pocos casos en que algún juez intentó tomar cartas en el asunto, el presunto (siempre se es “presunto”, aunque lleve reventando los bolsillos el dinero robado) se apresuró a gritar: “Soy víctima de una persecución política”.

En enero de 1985, “El Diario Noticias” reproducía una entrevista que el periodista Juan Araya de la Agencia France Press le hizo a Stroessner. Ante una pregunta que el dictador consideró molesta, respondió: “Ahora estamos empeñados en tareas que merecen toda nuestra atención, como las grandes obras de infraestructura y el mantenimiento de la paz. No tenemos tiempo para pensar en futuras ‘sucesiones’ porque nuestras energías las gastamos en trabajo y progreso”. Pues como resultado de esa energía puesta en crear caminos, puentes, escuelas, etcétera, el Paraguay figura, entre 140 países, en el sitio 117 de peores carreteras. Por atrás solo están Venezuela (121), Haití (137), Madagascar (138), Guinea (139) y Chad (140).

Incluyo estos datos y aquel episodio no por estar obsesionado por la figura del dictador, sino para ayudarle a la gente a entender de qué manera se nos miente, de qué manera se nos pinta una realidad que no existe para que terminemos al igual que el Cándido de Voltaire viviendo “en el mejor de los mundos”. Después querrán convencernos de que nunca, anteriormente, se hicieron tan bien las cosas como se están haciendo actualmente.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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