El 14 de noviembre el Senado no reunió los votos para ser desaforado porque 22 de sus colegas (Bogado votó por sí mismo) le salvaron. Esa misma noche la ciudadanía se manifestó frente al Congreso y lanzó papeles higiénicos en señal de desaprobación.
Días después se unieron decenas de empresas, comercios, gremios, hinchadas de fútbol y hasta vendedores ambulantes para declararles “personas no gratas” a Bogado y a los 22 senadores cómplices que lo salvaron del primer intento. Tras dos semanas de escraches, el Senado anuló su resolución y procedió a votar de nuevo el 28 de noviembre, con lo cual se logró el desafuero para que pueda someterse a la justicia.
Todo inició el 17 de octubre cuando nuestro diario publicó el “caso de la niñera de oro” Quintana Venialgo, quien gracias al entonces titular de Diputados, Víctor Bogado, intentó hacer una maniobra administrativa para burlar controles y permitir que cobre doble salario, como ocurrió.
