“Alberto Nisman no se suicidó; lo mataron. Cualquier fiscal razonable hubiera investigado directamente la hipótesis de homicidio. El arma de fuego era de otra persona, la señal de expulsión de sangre puntiforme desde el orificio de entrada no fue hallada en la pistola ni tampoco había rastros de deflagración de pólvora en la mano, como ocurre en los casos de suicidio”, explicó el fiscal argentino Marcelo Varona.
Fue durante la exposición sobre el caso de la muerte del fiscal Nisman en el marco del VI Congreso Nacional de Agentes Fiscales del Paraguay, realizada ayer en la tarde en el hotel del Yacht y Golf Club Paraguayo.
“Tampoco atravesaba un cuadro depresivo; al contrario, estaba en el mejor momento de su carrera y estaba trabajando para la denuncia más importante que iba a celebrar en su vida”, dijo.
Nisman investigaba desde 2006 la causa del atentado perpetrado el 18 de julio de 1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Buenos Aires, que arrojó un saldo de 85 muertos.
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En el trascurso de la pesquisa, dejó a luz un memorándum de entendimiento entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el de la República Islámica de Irán, que supuestamente buscaba desvincular cualquier participación de funcionarios del régimen iraní en el ataque terrorista.
“Él fue eliminado por la denuncia que hizo a la entonces presidenta. Puedo asegurar que el asesinato de Nisman fue un claro mensaje a los fiscales argentinos: ‘Si te metés con Cristina estás muerto’”, sostuvo Varona.
Su colega Luis Cevasco, presidente de la Asociación Argentina de Fiscales, sostuvo que “la política no es aliada del Ministerio Público y que el Gobierno de Kirchner violó la independencia del Poder Judicial”.