Amantes, prostitutas, drogas y amenazas para el silencio

“Yo era usada para comprar drogas”, afirmó Sérvulo en su delación ante el Ministerio Público Federal.

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La mujer asegura que tanto Darío Messer como su esposa utilizaban las drogas por las cuales ella tenía que pagar y que los estupefacientes eran guardados en un falso fondo ubicado en un departamento de la familia en Ipanema (Río de Janeiro). 

Además se tenía que encargar de contratar prostitutas, gigolós y hasta realizar pagos para los amantes de la pareja. Sérvulo relató que Messer habitualmente llevaba mujeres extranjeras y ella debía encargarse de recibirlas. 

Según su testimonio, la mujer comenzó a decidir que era tiempo de alejarse del “hermano del alma” de Cartes cuando comenzó a prestar atención a su actuar y a notar que, lejos de lo que él afirmaba, sus negocios estaban fuera de la ley. 

Amenazas de muerte

Messer dio muestras de su fuerte temperamento en reiteradas ocasiones durante los años que Carolina Sérvulo trabajó para él. Cuando la mujer cuestionaba sus decisiones, él la amenazaba con despedirla. 

Sin embargo, no fue sino hasta el fin de su relación laboral cuando la cuestión se puso todavía más intensa, de acuerdo a su relato. 

Antes de su salida laboral, Sérvulo contó parte de lo que había visto una de las hijas de Darío, Débora. Esto generó el enojo del doleiro, quien fue hasta su departamento. 

Visiblemente alterado y –según Sérvulo– bajo los efectos de algún tipo de droga, Messer la acusó de querer destruir su familia y su vida. “Me mandó acallar y me amenazó de muerte en caso de que hablara alguna cosa”, relató.

“¿Sabes quién soy? Soy Darío Messer y vos ¿qué sos”, le repetía.

Posteriormente fueron los abogados de Messer quienes la amenazaron con involucrarla en cualquier caso penal que se abriera en su contra. “Fui amenazada de muerte y secuestrada, pero la denuncia fue cajoneada”, aseveró.

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