Más del centenar de comentarios atiborraron las redes en respuesta a las declaraciones del malhadado personaje (“Nelson Argaña: “Pagué para agarrar a Lino Oviedo”) (http://www.abc. com.py/nacionales/pague-para-agarrar-a-oviedo-1464501.html).
Gobierno corrupto
Argaña desempolvó sin pretenderlo la controvertida historia que llevó a la caída del presidente constitucional Raúl Cubas (el 28 de marzo de 1999) y a la entronización del régimen de facto que integró, encabezado por el senador Luis González Macchi (ANR), tal vez el gobierno más corrupto e impune de nuestra historia contemporánea que asoló al país entre 1999 y 2003.
Es inútil rememorar las circunstancias de la muerte del vicepresidente, un asunto extensamente debatido y publicado a lo largo de tantos años con testigos y documentos, misteriosamente nunca investigado con seriedad por fiscales y jueces, incluidos los crímenes de los siete manifestantes en la plaza del Congreso.
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Lo que nadie podrá olvidar desde la “segunda muerte de Argaña”, como ya muchos llaman a esta etapa de nuestra historia, es el más grande saqueo que experimentaron las arcas del Estado a manos de estas gavillas de inescrupulosos y bandidos disfrazados que se instalaron en el Ejecutivo bajo el altisonante nombre de “gobierno de unidad nacional” y que al abandonar el poder, en 2003, dejaron al país en virtual quiebra técnica.
Argaña y Bower
Bajo el yugo de estos malhechores el país observó impotente cómo se esquilmaba el patrimonio de la nación, persecuciones implacables de ciudadanos declarados como sus enemigos, asesinatos de chivos expiatorios, como Coco Villar o Gumercindo Aguilar, y el apresamiento, la tortura y la condena sin pruebas de numerosos civiles, policías y militares como en los peores tiempos del stronismo, todos ellos sobreseídos y liberados tiempo después.
Delirio y esquizofrenia
El delirio y la esquizofrenia que se apoderaron de los principales responsables de aquel régimen no tuvieron freno. Nelson Argaña y su compadre Walter Bower, convertido en ministro del Interior, lideraron los abusos.
Monumento al Valois
El 27 de mayo de 2000 Argaña ordenó por ejemplo la destrucción del Monumento al Soldado Desconocido, una estatua ecuestre de Valois Rivarola, héroe de la Guerra del 70, erigida en 1944 en la unidad de Caballería, en Campo Grande.
Su objetivo fue infligir la mayor humillación posible a los oficiales y suboficiales del arma del cual era originario Lino Oviedo, en aquel entonces en el exilio, responsable a su vez del derrocamiento y rendición del general Alfredo Stroessner en 1989.
Una afrenta
El monumento fue repuesto en 2009 en su pedestal original frente al Club de Oficiales en el cuartel hoy sede del Comando de Ejército por orden del expresidente Fernando Lugo.
Fue un pedido de los militares que se mantuvieron en disciplinado silencio pese a la afrenta.
Nunca tampoco esclarecieron, ni Argaña ni Bower, el caso del robo de 12 millones de dólares de un camión de caudales en la misma pista del aeropuerto internacional “Silvio Pettirossi” frente a todas las fuerzas de seguridad.
El respeto a las instituciones democráticas, los derechos humanos, la libertad de prensa, la separación de poderes estaba supeditado al capricho de estos personajes de triste memoria.
Cien mil dólares por Oviedo
“Yo pagué para agarrar a (Lino) Oviedo. No quiero decir los nombres; yo mismo pasé en Foz de Yguazú”, dijo Nelson Argaña a la radio ABC Cardinal el pasado miércoles, en el 17° aniversario de la muerte de su padre. Según la historia oficial fue un “magnicidio”, según la otra versión fue muerte natural el día antes, hecho nunca investigado con seriedad por las autoridades judiciales, pese a documentos y testimonios. Hasta hoy siguen detenidos dos “chivos expiatorios” que reclaman su libertad, condenados por el testigo falso Pablo Vera Esteche, ya libre.
