Bajac insiste en el diálogo por la paz

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El ministro de la Corte Suprema de Justicia Miguel Óscar Bajac Albertini señaló ayer que la marcha por la paz que se hizo en el Norte es una señal clara de que la ciudadanía está preocupada por la inseguridad.

CONCEPCIÓN (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). En una entrevista realizada en el antiguo puerto de Concepción, el alto magistrado expresó que los secuestradores de Félix Urbieta Ramírez deben dar una muestra de afecto al pueblo y pidió que lo liberen, teniendo en cuenta que es el de más edad entre los cinco cautivos.

Sobre el proyecto de diálogo entre autoridades y los integrantes de los grupos armados, remarcó que se deben dar señales de cómo terminarían las personas que tienen cuentas pendientes con la justicia.

Sobre alguna comunicación que mantuvo el EPP con él, dijo que no se ha dado pero, que está confiado en que en cualquier momento puede haber un mensaje.

También se refirió a la multitudinaria marcha realizada el martes último en Santa Rosa del Aguaray y calificó como una “buena señal” de la ciudadanía que esta preocupada por la inseguridad. Agregó que las autoridades deben completar el arreglo de esta situación, es decir, dar respuesta efectiva.

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El ministro de la Corte participó ayer de varias actividades que se realizaron en esta capital departamental junto con sus colegas Sindulfo Blanco, Alicia Pucheta de Correa y Mirian Peña, quienes por ejemplo visitaron la penitenciaría regional de Concepción.

Bajac Albertini también estuvo en el acto de entrega de una embarcación al Sistema Nacional de Facilitadores Judiciales.

Sin novedades

Por otro lado, ni en Concepción ni en San Pedro se reportaron novedades de algunos de los cinco secuestrados, el policía Edelio Morínigo Florenciano, el ganadero Félix Urbieta Ramírez y los menonitas Abrahán Fehr Banman, Franz Hiebert Wieler y Bernhard Blatz Friessen.

La población norteña prácticamente ya se está acostumbrando a convivir con los secuestros, mientras que los militares de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) se limitan solamente a cumplir funciones rutinarias y más propias de la Policía, como controles y algunas que otras incursiones en zonas rurales.

El EPP lleva cometidos hasta ahora 123 golpes desde su primera aparición en el año 1997.