Compra de camionetas habría favorecido a “amigos” de Lugo

Durante el gobierno de Fernando Lugo se gastaron más de US$ 4 millones en compra de 58 camionetas Land Rover para uso militar. La adquisición, hecha por contrato directo, motivó en su momento denuncias de supuesta manipulación y hoy los rodados están en su mayoría fuera de servicio.

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Entre los años 2010 y 2012 se hizo la apresurada compra de la flota de camionetas Land Rover y se anunció que tenían un avanzado y durable equipo militar inglés. Pero, a ocho años de su millonaria adquisición, la mayoría de los rodados descansan en un “cementerio” improvisado en el predio del Comando del Ejército, ubicado en Campo Grande (ex Caballería).

En su momento se habló de una manipulación para la compra en forma directa de los vehículos y que iban a ser beneficiados “amigos” del gobierno de turno.

Eso fue motivo de denuncias por presunto direccionamiento de la compra para favorecer a la empresa adjudicada. Todo se hizo en forma rápida y hoy solo se tiene un montón de camionetas destartaladas e inservibles.

Se habló de que personas cercanas al presidente Fernando Lugo tuvieron injerencias en el proceso, versión que en su momento fue negada por la empresa ACE Automotores SAC, representante de Land Rover en el Paraguay.

Fracaso total 

Al querer saber cuántas Land Rover están operativas y cuántas sobre tacos, en el Comando del Ejército nos dijeron que aún no cuentan con el detalle del parque automotor, pero que nos informarían ni bien tengan ese reporte. El Gral. de División Óscar Cardozo González asumió el 30 de octubre último la jefatura del Ejército.

Según varias fuentes, entre ellas inclusive excomandantes del Ejército, la mayoría de las Land Rover están fuera de servicio y abandonadas como chatarras.

En el predio del Comando del Ejército están unas 24 camionetas abandonadas en estado ruinoso.

Una de ellas tumbó en un accidente fatal en el norte del país. Por otra parte, de las siete unidades que están a cargo de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), otras dos fueron sacadas de servicio. También en otras unidades del Ejército están guardadas porque ya no funcionan, nos indicaron.

Fuentes castrenses admiten fracaso institucional en el tema de la compra de estos vehículos.

En el Ejército, un oficial general, que nos habló a condición de no mencionar su nombre, admitió que hubo un “fracaso institucional” en cuanto a la sostenibilidad de las Land Rover.

Indicó que no se dimensionó adecuadamente lo que implicaba la tecnología de los vehículos adquiridos en su momento.

Argumentó que el problema no está en el aspecto técnico de los automotores, sino en la no generación en las FF.AA. de una capacidad técnica para mantenerlos, además de los errores cometidos, como utilizar combustible inadecuado.

Aseguró que en Chile, Uruguay y varios países del mundo siguen comprando vehículos de la mencionada marca.

El oficial señaló que el proyecto inicial en el Ejército era utilizar la mayor parte de las camionetas para la movilización de un batallón de fuerzas especiales, de rápida operatividad, lo que iba implicar la centralización del empleo y mantenimiento de los vehículos.

Sin embargo, un gran número se distribuyeron en diversas unidades del Ejército, tanto en la Región Occidental como Oriental, lo que trajo rápidamente problemas, porque en los cuarteles alejados muchas veces no se conseguía el combustible adecuado.

Los problemas se dieron con las camionetas enviadas a la zona del Chaco donde se le cargaba un combustible inapropiado. Ante la falta de diesel aditivado, le cargaban un diesel común, que hizo que las bombas inyectoras comenzaran a dañarse de forma inmediata, según las versiones que dieron varios militares.

Al terminar el periodo de asistencia de la empresa representante las unidades militares, por falta de presupuesto y conocimiento técnico, no pudieron mantener las camionetas.

Varias de las fuentes castrenses consultadas coincidieron en que ante el excesivo costo de reparación de las Land Rover optaron por dejarlas y reemplazarlas por otras marcas ya conocidas y utilizadas desde antaño.

La firma representante dio asistencia de 100.000 kilómetros a los vehículos, según consta en el contrato. Luego el costo de los mantenimientos debía correr por cuenta de las FF.AA. 

Un oficial nos aseguró que un motor nuevo de una Land Rover cuesta unos US$ 30.000 y que las piezas solo se compran del representante.

Sin repuestos, a la basura

Cuando en el 2011 se hizo pública la compra de estas costosas camionetas y se preguntó sobre el mantenimiento y operatividad de los rodados el Tcnel. Héctor Grau, entonces director del departamento de adquisición de armamento y materiales del Comando del Ejército, señaló que aparte de las Land Rover, también se iba a adquirir un lote de repuestos para los próximos cinco años, así como dos talleres móviles y asistencia técnica. Sin embargo cuando se quedaron sin repuestos y ante el alto costo de estos, se optó por tirar a la basura el lote de vehículos que costó más de US$ 4 millones.

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