¿En qué se basaron los Castro para fusilar a los tres cubanos? El Art. 62 de la Constitución dispone que “ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”.
El artículo 65 aclara mejor al decir que “la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. La traición a la patria es el más grave de los crímenes; quien la comete está sujeto a las más severas sanciones”.
Los tres jóvenes que intentaron secuestrar una embarcación para huir de Cuba, sin causar daños humanos, fueron fusilados tras un juicio sumario el 11 de abril de 2003. Este hecho sucedió poco después del encarcelamiento de 75 opositores pacíficos durante la ola represiva de marzo de 2003, condenados también en juicios sumarísimos a penas de entre 13 y 28 años de prisión.
¿Narcotráfico o intento de golpe de Estado?
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El 13 de junio de 1989, año de la caída del muro de Berlín, de la vigencia del Glasnost y Perestroika cuatro militares que “traicionaron la revolución” de Fidel Castro fueron ejecutados, acusados de narcotráfico aunque corrieron versiones de que fue por un intento de golpe de Estado, dado el prestigio de que gozaba en las Fuerzas Armadas el general Arnaldo Ochoa como “héroe nacional”, condecorado por el propio Fidel por sus múltiples hazañas. Fueron fusilados junto a él Antonio de la Guardia (coronel), el mayor Amado Padrón y el capitán Jorge Martínez.
Patricio, hermano de Antonio de la Guardia, fue condenado a 30 años de cárcel por encubrir al hermano, pero fue liberado “generosamente” por orden superior al cumplir 8 años de prisión para asistir al funeral de su padre, lo que demuestra cómo las autoridades disponen de la vida y de la libertad de los cubanos.
Los fusilamientos de los años ochenta y de la década del 2000 al 2010 no tienen nada que ver con los primeros fusilamientos de la revolución triunfante contra los oficiales de Fulgencio Batista y los primeros “desertores y traidores” de la revolución, que según publicaciones diversas fueron más de 5.000.
El intelectual y poeta argentino Óscar del Barco que en 2014 rechazó el codiciado premio Konex porque no se consideraba ejemplo ético para los jóvenes por haber apoyado “la dictadura totalitaria de la Unión Soviética y la falta de libertades en Cuba, además de aceptar en 1964 el asesinato de dos integrantes del llamado Ejército Guerrillero del Pueblo”, dijo que los movimientos revolucionarios “produjeron cientos de millones de muertos en Rusia, Romania, China, Corea, Cuba, etc., y los llamados “revolucionarios” se convierten en asesinos seriales, desde Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, Fidel Castro, y Ernesto Guevara”.
Huber Matos
A diez meses de la victoria de la revolución, el comandante Huber Matos presentó renuncia y denunció la peligrosa incursión de militantes comunistas en el proceso revolucionario, lo cual fue presentado como una conjura contra la revolución. Fue enjuiciado y condenado a 20 años de prisión por “traición”, pena que la cumplió con dignidad para luego partir al exilio, desde donde denunció al régimen dictatorial de los Castro.
Además, acusó a Fidel de ordenar el asesinato de Camilo Cienfuegos y el fusilamiento de miles de cubanos en la primera etapa de la revolución.
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