De aquí a setiembre puede haber movimientos telúricos

Mario Ferreiro dice, por un lado, que su candidatura es imposible mientras el Partido Liberal mantenga la decisión de su convención de candidatar a un liberal para el 2018. “Yo estuve en varias conversaciones con ellos. No encontramos una salida y dije: ‘Genial, no voy a ser candidato’. Pero sé que, de aquí a setiembre puede haber todavía algunos movimientos telúricos que generen una consulta hacia mí”, afirma en esta entrevista.

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–¿Se esperaba este resultado, de una encuesta que dice que si las elecciones fueran hoy, usted sería el Presidente?

–La verdad es que yo no me ocupaba más tanto del tema político. Sé que el Presidente siempre tuvo sus números, los partidos también. Siempre recibí información extraoficial de que estábamos bien, pero esto que salió supera todas las expectativas. Nos plantea también una serie de desafíos.

–Justo cuando anunció su decisión de no presentarse.

–Yo tomé la decisión, pero igual eso va a estar en el imaginario colectivo hasta que acabe el plazo en setiembre. La encuesta muestra una expectativa hacia el cambio. Se nota la profunda división que hay dentro de los partidos después del fracaso de la enmienda.

–Pero los indecisos son muchos, un 30%.

–Lo que puedo hacer es decir: “Bueno, este es mi capital político. Esto es lo que yo tengo ahora”. Otros candidatos tienen aparatos partidarios, otros el dinero.

–¿Cómo se entiende el resultado si la gente no para de quejarse del estado desastroso de las calles?

–Eso existe pero yo no tuve que esconderme en mi oficina como hicieron anteriores administradores para dar explicaciones. Los intendentes eran electos, desaparecían cuatro años y reaparecían para tentar la reelección.

–¿Por qué hacen eso?

–Porque uno está agobiado de críticas. Se asustan de la demanda social que hay. ¡Son 68 barrios! Hay caños rotos de hace 50 años, cloacas vencidas. Se le pide al intendente prácticamente una quimera, una utopía. Se le pide que solucione en tres años una ciudad que tiene problemas de hace medio siglo. A mí me dicen: “No hables tanto, no contestes tanto a la prensa, desaparecé un tiempo porque te van a matar...”, pero no puedo hacer eso. Además, yo vengo del ramo de la comunicación. Espero que digan que por lo menos escucho y que estoy buscando la solución con la gente. Yo pienso que la ciudadanía entiende también las dificultades, de que esto es un proceso que lleva algún tiempo y no se deja avasallar por los ruidos preelectoralistas que nos van pegando con más asiduidad a medida que pasa el tiempo.

–¿Cuál es la reacción? ¿No hubo un escrache todavía?

–Sinceramente no. No digo que no puede haber. Además estamos en etapa electoral y no me va a sorprender que se monten algunos escenarios de ese tipo pero eso no me preocupa. Lo que me preocupa es la realidad social de los sectores más marginados, los excluidos. Tenemos un país con un problema importante de pobreza. Se requiere de 66.000 empleos para la gente que está ingresando al mercado laboral. Eso repercute directamente en Asunción. Hasta informales importamos en la capital. El 70% de los limpiavidrios no son de la capital. Hasta la pobreza se nutre de las pocas migajas que caen de Asunción. El área metropolitana, con su cantidad de asentamientos, es una bomba de tiempo social. Algunos quieren que el intendente saque una ordenanza y elimine la pobreza. Es imposible.

–¿Por qué no se puede salir de esta maraña?

–Yo no estoy de acuerdo con la gente que dice que no sabemos votar los paraguayos. Yo pienso que el electorado ha elegido bien. Se ha equivocado pero pensando que votó bien.

–¿Estuvo bien votar por Horacio Cartes?

–Yo creo que sí porque no le ofrecimos a electorado la alternativa válida en ese momento. Y nos va a pasar lo mismo el año que viene si seguimos macaneando.

–¿Esta muestra no es una buena oportunidad para dejar toda la complejidad de Asunción y embarcarse en las presidenciales?

–Yo pensé en todas las variables, inclusive esa que usted menciona. En un momento dado llegué a decir “si no tenemos el control del Estado no vamos a modificar ni Asunción ni nada”. Asunción depende de una manera casi adictiva del Estado central. No somos una entidad autónoma. Nuestro presupuesto es la mitad de Posadas, la mitad de Quilmes. Asunción ya no recibe un centavo de la ley de capitalidad. Dependemos exclusivamente de los ingresos que pueda generar en materia de tributación.

–¿Es cierto que hay una morosidad del 50%?

–La pura realidad es que Asunción cobra la mitad de lo que factura. La evasión es muy alta. No es evasión directa.

–O es ineficiencia.

–Hay ineficiencia en el cobro y hay poca voluntad de pago también. La gente pleitea en lo judicial. Dependemos mucho del Estado. Eso yo he comprendido y hecho un gran esfuerzo en trabajar bien con la Junta Municipal y con el Partido Colorado a través del Gobierno. Eso me genera críticas, pero no hay otra forma.

–¿No hay un boicot del Gobierno?

–Yo no veo. En el Bañado Tacumbú hicimos un acuerdo histórico con los vecinos, con el Gobierno, con Itaipú, Senavitat y MOPC. Era poco menos que imposible hace algunos años, inclusive entre gobiernos colorados, por los celos políticos que genera un intendente al que le vaya bien.

–¿Hay boicot colorado en la Junta? ¿Hay cupos en personal que hay que pagar?

–Yo jamás admitiría una cosa como esa. Algunos pueden decir que los fantasmas no existen pero no es fácil de controlar. La Municipalidad, como todas las instituciones políticas, es una especie de mosaico de sectores que han pasado y han dejado su gente, en una mayor proporción colorados.

–Se comenta que el ferreirismo también mete mucho personal.

–No, porque tampoco entra más. Usted puede sacar 100 y poner 100. Se puede hacer ese tipo de encaje, pero lo que no se puede hacer es sumar. La base es de siete mil funcionarios más o menos y mil, más o menos, de la Junta Municipal.

–¿No se puede reducir como prometió en las elecciones?

–Intentamos. Sacamos 500 al entrar y 300 se repusieron en dos meses por cuestiones legales, o de inamovilidad o por cuestiones sindicales. Es muy difícil tocar las estructuras del Estado y los municipios.

–¿Hay que sacar pecho por esta encuesta?

–Yo no sé si me tengo que poner feliz. De repente me da miedo. Es una buena excusa para que me comiencen a pegar fuerte. “Hay que pegarle. Ferreiro no tiene que salir bien de la Municipalidad”. Eso está subyacente en la cultura política paraguaya.

–Pero ¿tiene piolita su renuncia a las presidenciales?

–Más que piolita, un hilito, muy fino (se ríe). Repito. La encuesta es el manejo pragmático de una realidad. A veces hasta parece que la gente, los medios de comunicación quieren que se desmienta o que se asuma una posición hipócrita en la cual uno jura cual si fuera miembro de una logia, una especie de verdad absoluta que no se va a modificar jamás. Eso no existe. Me quieren obligar a decir: “¡o sí o no!, como si estuviese frente al altar para jurar amor infinito.

–¿Puede explicar en forma práctica por qué no quiere correr?

–El 99% de las condiciones son negativas. No hay consenso político. No hay la fórmula electoral para llegar a una elección que pueda elegir al mejor posicionado. No existen las condiciones para ser candidato.

–¿Por qué 99 por ciento y por qué el 1 por ciento?

–Porque quizás, de aquí a setiembre, cuando fenecen los plazos legales puede haber un cambio en el partido más importante, que es el PLRA, institucionalmente.

–¿Un cambio en Efraín Alegre?

–No es una cuestión de Efraín. Es del partido que tomó una decisión en convención. El partido tiene 1.500.000 afiliados. No puede darme la candidatura porque sí. Yo estuve en varias conversaciones con ellos. No encontramos una salida y dije: “Genial, no voy a ser candidato. No hay problema”. Pero sé que, de aquí a setiembre, puede haber todavía algunos movimientos telúricos que generen una consulta hacia mí. Bueno, habrá que escuchar eso.

–¿Con Ferreiro la oposición tiene más chance de ganar o puede ser cualquiera?

–Si nos unimos, ganamos. Con un programa común y con unos acuerdos fáciles de ejecutar se puede llegar al triunfo. Yo quiero eso. Entré en política para buscar el cambio. Conseguimos entrar en Asunción, ahora por supuesto anhelamos que sea a nivel nacional. Podemos ir detrás de Efraín o de Mateo o si se ponen de acuerdo en venir a buscarme –cosa que no creo que ocurra– pero para eso tenemos que unirnos en el 2018. Efraín tiene el mérito de haber liderado la campaña contra la enmienda. Todos le apoyamos. Ahora también aparece otro candidato de fuste como es Carlos Mateo.

–¿Es un momento ideal por la gran división entre los colorados.

–Le digo más, yo no veo que la gente se muera de ganas por votarles a los candidatos colorados. No hay tampoco un fervor extraordinario. Se nota un poco de fatiga. Estamos a julio de 2017 y no se ve un número consolidado en el Partido Colorado. Después de la interna, con seguridad habrá heridos y contusos. Tenemos una gran oportunidad. Eso tendría que motivarnos a unirnos y construir un proyecto que convenza a la gente.

–¿Quién puede tener buena chance además de usted?

–No somos extraordinarios los candidatos que estamos. No hay ningún Vladimir Putin ni Barack Obama. Muchas veces nos sobreestiman.

holazar@abc.com.py

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