Denuncian un intento de homicidio contra Alegre

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Los abogados Guillermo Duarte Cacavelos y Santiago Lovera presentaron ayer una ampliación de la denuncia penal del asesinato de Rodrigo Quintana, en la que incluyeron intento de homicidio contra el titular del PLRA, Efraín Alegre, y los diputados Amado Florentín, Eusebio Alvarenga y Olimpio Rojas.

Duarte Cacavelos y Santiago Lovera presentaron ayer varias imágenes, fotos y videos, como evidencias para demostrar el intento de homicidio contra el titular del PLRA, Efraín Alegre, y los diputados que estaban en la sede partidaria: Amado Florentín, Eusebio Alvarenga y Olimpio Rojas, entre la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril.

“Tenemos probado que se estaba siguiendo a la persona que ellos creían que era Efraín Alegre. Tenemos los audios donde preguntan por Efraín Alegre ni bien se ingresa al Partido Liberal”, indicó.

Se incluye además el registro de la llamada que el senador Blas Llano (PLRA) realizó al celular de su colega Carlos Amarilla, horas antes de que se atropellara la sede del PLRA. “Tiene que ser analizada por qué el senador Llano conocía lo que iría a ocurrir en el PLRA, por qué amenaza a Carlos Amarilla y a Alegre con que les caerían con todo y que iban a sufrir una persecución implacable”, se preguntó.

También señaló que con las evidencias que recolectaron tras un “minucioso trabajo”, es obligación de la fiscalía investigar a los jefes policiales como los comisarios Amado Cantero, Prudencio Burgos y Tomás Paredes Palma, y no solo quedarse con la imputación del suboficial 2° Arnaldo Báez y al suboficial Gustavo Florentín.

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Alegre, por su parte, puso en duda la labor de la fiscalía y no descartó recurrir a instancias internacionales, si la misma no investiga la denuncia que presentaron. Pidió también el cruce de llamadas de Llano.

Rojas niega orden

“Estoy con la conciencia tranquila. Creo haber intentado hacer lo que humanamente se puede”, dijo ayer el diputado Tadeo Rojas (ANR, cartista) en la Cámara Baja, tras retomar su banca, luego de ser destituido del Ministerio del Interior por los incidentes y represión que terminaron con la quema del Congreso y el asesinato del joven Rodrigo Quintana. Se justificó diciendo que la Policía “ha perdido muchísima autoridad” y que “quiero decirles a los colegas que no fui partícipe, ni di órdenes, ni me presté, ni me voy a prestar a los hechos de violencia que han ocurrido”.