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El presidente boliviano, Evo Morales, recordó al llegar a Santiago el aislamiento regional que durante décadas padeció Cuba, que no ha querido regresar a la Organización de Estados Americanos (OEA) a pesar de haberse cancelado en 2009 su suspensión, decidida en 1962, en plena Guerra Fría.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, hará entrega de la presidencia pro témpore de la Celac al jefe de Estado cubano, Raúl Castro, quien heredó el poder de su hermano, el exdictador Fidel Castro, ante los gobernantes de los 33 países miembros.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, convaleciente en Cuba por una operación de un cáncer, es el principal promotor de la Celac como sucesor de la OEA.
“A medida que pasen los años, (la Celac) va a dejar atrás a la vieja y desgastada OEA”, dijo Chávez el 1 de diciembre de 2011, en vísperas de la constitución formal de lo que definió como “un arma para la integración económica, política y sobre todo social”.
Diferencias
Más diferencias de modelo entre Chile y Cuba no puede haber: el primero, un país volcado a la exportación, con un mercado abierto y una red de acuerdos comerciales que cubre prácticamente todo el globo terrestre; y el segundo, un país gobernado desde hace más de 50 años por un régimen sustentado en el Partido Comunista, único legal, y con una economía dirigida desde el Gobierno, manejado por una oligarquía desde hace más de medio siglo.
Raúl Castro, sin embargo, ha puesto en marcha algunas reformas que han abierto la puerta a la iniciativa privada en algunas áreas y ha permitido por primera vez que los cubanos que quieran salir del país lo hagan sin necesidad de permisos ni de jugarse la vida.
Pragmatismo chileno
“Hay miles de cosas para beneficiarnos mutuamente sin perjuicio de que cada uno administre su país de la forma que su pueblo eligió”, apuntó el canciller chileno, Alfredo Moreno, hace un año.
Ambivalencia argentina
A su llegada este sábado a Santiago, la mandataria argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner, gran promotora de castigar al Paraguay por el “quiebre de su institucionalidad democrática” tras la destitución de Fernando Lugo, avaló que la dictadura más antigua del continente asuma la presidencia del ente regional.