Dilma Rousseff potencia a los gobernantes autoritarios

Álvaro Días, líder de su partido PSDB en el Senado brasileño, exgobernador de Paraná, dice estar preocupado por la tendencia que tiene el gobierno de Dilma Rousseff de abroquelarse alrededor de gobernantes autoritarios. En esta entrevista, señala el caso concreto de Hugo Chávez, al que ayudó a ingresar al Mercosur por la ventana, previo marginamiento de Paraguay.

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–La exclusión de Paraguay de Mercosur tiene cada vez más repercusiones. ¿Cuál es su opinión como líder de su partido en el Senado de Brasil?

–Fue una medida equivocada. La posición oficial de mi partido es clara. El cambio que hubo en el Paraguay fue constitucional y transparente. Tuvo el apoyo de la Corte y el visto bueno de la población. La decisión en el Congreso fue casi unánime. Votó a favor de la destitución el 92% del Senado, con apenas un voto en contra en la Cámara de Diputados. Hubo casi unanimidad. Si eso no es democracia, entonces ¿dónde está? Entonces, respetar la decisión del Congreso es lo mismo que respetar la voluntad popular.

–¿Se presta a confusión? ¿Dónde está la debilidad de la posición paraguaya?

–Para mí no hay ninguna duda. No se puede rechazar la legitimidad del proceso que culminó con la expulsión del presidente Lugo. Está basado en un conjunto de normas jurídicas vigentes en el Paraguay. La velocidad del rito utilizado por el Congreso está consagrada en la Constitución. El artículo 225 de la Constitución define el impeachment. El Parlamento define el rito para el juzgamiento, que puede ser más acelerado o no, de acuerdo a las circunstancias, y pueden ser más acelerados para evitar eventuales turbulencias políticas y sociales que podrían ocurrir. Determinar la forma de destituir a los presidentes por alguna conducta inapropiada en el ejercicio del gobierno es una voluntad soberana de los paraguayos. Mi partido, el PSDB es de respeto al nuevo Gobierno de Paraguay.

–Pero el gobierno de Brasil no reconoce...

–Y estamos haciendo un llamado al Gobierno brasileño para rever su posición y esperamos que sea cuanto antes. Se debe tener en cuenta que el comportamiento del presidente Lugo fue de asimilación tranquila y pacífica de la decisión del Congreso de destituirlo. Lo llamativo es que cambió de opinión más tarde, pero en función de ese apoyo foráneo que recibió y que desde mi punto de vista es una intromisión en los asuntos internos. Colisiona con la soberanía de una nación libre. Los que estamos afuera podemos en todo caso no estar de acuerdo con lo que establece la Constitución de otro país, pero no podemos dejar de respetarlo, porque orienta los destinos de un país independiente. Nadie tiene derecho a excluir a un país y generarle un perjuicio económico e incluso represalias. Nosotros, los brasileños sobre todo tenemos que tener en cuenta que muchos compatriotas viven y trabajan y progresan en Paraguay. Por eso, en mi partido encontramos contradictoria la posición del Gobierno brasilero.

–¿Incoherente?

–Contradictoria, incoherente. Se pone al lado de dictadores. Nos preocupa que el gobierno de Dilma Rousseff ofrezca su amistad y potencie a gobernantes autoritarios como Hugo Chávez, que ordena invadir emisoras de televisión, censura periódicos, comete actos arbitrarios. Nos preocupa que el Gobierno brasileño conceda su amistad a un país dictatorial como Irán con (Mahmoud) Amadinejad al frente. Nos preocupa que dirija una mirada complaciente a Bashar al-Assad, de Siria, que hace matar a sus compatriotas porque no comulgan con él. Nos preocupa su afición hacia gobernantes controvertidos poco adictos a la democracia. El gobierno padece de una ceguera diplomática inaceptable. Por eso me parece incoherente, completamente incoherente esta postura de Dilma Rousseff. No tiene derecho el Brasil a adoptar una postura que implica invasión de competencia en otra nación amiga. Nuestra Constitución lo establece. El Brasil no puede interferir en asuntos de otro país. Nuestra constitución respeta la soberanía de toda otra nación.

–¿Fue una excusa para el ingreso de Venezuela?

–Por si no lo sabe, mi partido votó en contra del ingreso de Venezuela al Mercosur. La decisión del gobierno de la señora Dilma, de apoyar el ingreso de un país con un régimen dictatorial al Mercosur, contradice la posición de Paraguay que adoptó una decisión política contraria. Evidentemente fue una jugada torpe, orquestada bajo la batuta de Argentina y Venezuela a la que le hizo juego la diplomacia de la Casa de Río Branco. Fue un craso error imponer sanciones a Paraguay, actitud que como dije, atenta contra la ley suprema de Brasil, que se establece taxativamente la no intervención y la autodeterminación de los pueblos.

–¿Cuáles serían las repercusiones de esta sanción? ¿Vamos a ver más bloqueos al comercio?

–No creo que Brasil radicalice. Me imagino que el Gobierno brasileño, en corto espacio de tiempo, adoptará una posición diferente. Estamos viendo eso en la base aliada del gobierno en el Congreso de Brasil. La posición es diferente. Me imagino que esa base legislativa será determinante para que el Gobierno revea pronto su posición.

–¿Dilma se dejó eclipsar por su posición ideológica afín a Chávez?

–Sin duda la decisión de la presidenta Dilma fue influenciada por esas personas que militan en esa esfera, en ese conglomerado ideológico confuso, contradictorio de los izquierdistas militantes...

–¿Se ha desviado el camino de los objetivos originales del Mercosur?

–El Mercosur ha tenido como objetivo fortalecer nuestros lazos comerciales. Para eso fue creado y no se puede tergiversar esos objetivos con decisiones de naturaleza política, más todavía que tiene relación con objetivos ideológicos, donde no importa vulnerar la soberanía de las naciones y de soliviantar la convivencia pacífica. La integración latinoamericana depende fundamentalmente de la buena relación en el plano económico, especialmente comercial entre los países. Los presidentes que apelaron a esta medida le están haciendo un profundo daño a la integración regional.

–¿Su partido tiene prevista alguna acción o esto es inexorable, irreversible?

–Este lunes habrá un pronunciamiento oficial de nuestro partido, en base a las reuniones que mantuvimos un grupo de senadores con las autoridades paraguayas y especialmente con los brasileños que viven en el Paraguay. Voy a transmitir la paz y la estabilidad, la normalidad que vive Paraguay en estos momentos y sobre todo voy a transmitir la alegría que tienen los brasileños que viven en el Paraguay con la decisión del Congreso, que les devuelve la seguridad a sus familias y la tranquilidad jurídica para trabajar con tranquilidad, algo que no sucedía antes.

–Por las invasiones...

–Usted sabe que hasta hace unos días, no se podía trabajar con normalidad en el Paraguay. Todos estaban sujetos a un ambiente de inseguridad. Cualquiera podía ser atropellado en su finca. Por eso, con más razón todavía, a nosotros nos sorprende esa decisión apresurada de Dilma Rousseff contra Paraguay, que compartió y acompañó en el Mercosur. Yo confío en que se habrá de revisar muy pronto esa medida completamente equivocada.

–¿Qué cosa tan importante puede haber detrás del ingreso de Venezuela?

–Lo único que le puedo reiterar es que en la comisión de relaciones exteriores y luego en el plenario, mi partido batalló contra el ingreso de Venezuela. Debatimos, pero fuimos derrotados. El Senado brasileño aprobó el ingreso. Pero con relación a lo que pasó ahora, lo que encuentro más grave es el simbolismo. Entra Venezuela, sale Paraguay. Eso es absolutamente contradictorio, improcedente. Pero pienso que eso es temporario, pasajero, aunque el ingreso de Venezuela sea definitivo.

–¿Van a seguir los contactos con las autoridades paraguayas?

–Mi partido, el PSDB, va a respetar y apoyar al nuevo gobierno de Federico Franco. Ya hemos recibido a una delegación de parlamentarios paraguayos sobre este asunto, los senadores Miguel Abdón Saguier y Miguel Carrizosa. Ahora vine a conversar con el político del partido Colorado Javier Zacarías. Son de distintos partidos. Todos avalan lo que sucedió, inclusive los brasileños que viven en Paraguay. Me han demostrado la validez, la legalidad del proceso de juicio político realizado por una abrumadora mayoría en el Parlamento, sin ningún tipo de afrenta al estado democrático de derecho. Todos confían en el presidente Federico Franco al que le deseo una buena gestión. Ya no es tiempo de recurrir a bravuconadas. El equilibrio y el sentido común deben prevalecen y guiar el posicionamiento de Brasil. Basta de enfrentamientos. Nuestros pueblos quieren el fin de las controversias para trabajar en paz y armonía. Necesitamos progresar y eso solo lo lograremos juntos.

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