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El grupo de diputados decidió ayer cerrar filas en defensa de sus colegas procesados por la justicia e ignorar una vez más el clamor ciudadano que formalizó esta semana su pedido de pérdida de investidura contra Portillo, el liberal efrainista imputado por varios delitos entre ellos tráfico de influencias, y contra Núñez Salinas (excartista), imputado por contrabando.
Ante la supuesta versión de que no solo se trataría la expulsión de Portillo sino también de Núñez Salinas y Tomás Rivas, quien tiene un caso calcado al de José María Ibáñez, los diputados de la ANR y el PLRA prefirieron actuar de forma corporativa y blindar a sus cuestionados colegas.
Diputados colorados consideran que si cae Portillo y los otros dos diputados con procesos, también deben caer la diputada Kattya González (PEN) a quien acusan de presionar a la Fiscalía para que su hijo sea liberado luego de ser detenido supuestamente con marihuana.
Portillo apareció ayer en horas de la mañana por la Cámara para realizar un intenso cabildeo con sus colegas y asegurar su permanencia. Conversó con varios líderes de bancada y les explicó su caso. Se dio el lujo de no asistir a la sesión e irse tranquilo a Ciudad del Este.
El cartismo en reunión de bancada decidió no apoyar ningún pedido de pérdida de investidura que se presente, aunque sea contra un liberal. En el mismo sentido lo hicieron los abdistas, a pesar de que el presidente en su discurso de asunción dijo que lucharía en contra de la corrupción y la impunidad. Mientras Cuevas levantaba la sesión, el vicepresidente Hugo Velázquez se reunía con la líder de la bancada abdista, Jazmín Narváez.
Al interior del efrainismo las posiciones no están unificadas ya que existen diputados que no quieren apoyar la expulsión de su colega, a pesar de que el presidente del PLRA, Efraín Alegre, le bajó el pulgar a su aliado político.
El titular de la Cámara, Miguel Cuevas (ANR, Añetete) prometió dar celeridad a los casos de pérdida de investidura. Sin embargo, ensayó la idea de reunirse con los líderes de bancadas para reglamentar la presentación y volverla más engorrosa, ya que ahora basta que el pedido se promueva con una sola firma y se requiere de mayoría simple.