El movimiento comercial en PJC fue normal ayer

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PEDRO JUAN CABALLERO (Cándido Figueredo Ruiz, de nuestra redacción regional). El movimiento comercial en esta capital departamental no resultó afectado ayer por los sucesos registrados la noche del pasado miércoles con el asesinato de Jorge Rafaat Toumani y los enfrentamientos armados entre bandas criminales. La vida sigue su curso y los dueños de los negocios alegaron que no hay nada que temer para los compradores brasileños que vienen a esta frontera.

Pedro Bondiman, miembro de la Cámara de Comercio de Pedro Juan Caballero, señaló que “lamentamos lo ocurrido en nuestra ciudad, pero todo volvió a la normalidad”.

Señaló que todos los comercios de la ciudad operaron con normalidad y aseguró que los brasileños pueden venir con total tranquilidad a esta ciudad para realizar sus compras.

“Todos los comercios están abiertos y esperando a que los compradores brasileños vengan a realizar sus compras”, indicó Bondiman.

El comerciante fue claro también en señalar que él no está metido en ninguna actividad ilegal.

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“Puede vivir tranquilo en esta frontera; yo vivo en Pedro Juan desde hace casi 30 años sin ningún tipo de problemas”, afirmó.

Por su parte, el licenciado Tomás Medina, miembro activo de la Cámara de Comercio, dijo que “desde luego estos hechos perjudican la imagen del país”, pero al mismo tiempo indicó que esto involucra a gente que está metida en cosas ilegales.

“Nunca un turista que viene de la capital del país, o de otras ciudades paraguayas ni del Brasil, fueron afectados por estos delincuentes”, sostuvo Medina.

Afecta crisis brasileña

Cabe señalar que los comerciantes de esta frontera están pasando por una de las peores situaciones económicas registradas en los últimos diez daños, debido a la crisis tanto política como económica que atraviesa el vecino país.

La crisis brasileña dio como primer impacto en las ciudades fronterizas con el Paraguay, como es el caso de Pedro Juan Caballero.

La casi desaparición de los compradores brasileños y de los llamados “sacoleiros”, pequeños comerciantes brasileños, que venían al Paraguay para comprar diversos productos para su reventa en el mercado del país vecino.