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La mayoría de los militares hallados responsables de graves hechos de corrupción, como el robo del sobresueldo a instructores (caso Cimoe), están hoy en actividad en las FF.AA. e inclusive ocupando cargos, según denuncias de fuentes castrenses que hicieron un recuento de los casos, pero solicitando anonimato. En el caso Cimoe, el expediente de la Justicia Militar afirma que “los hechos fueron perpetrados y fueron ampliamente demostrados”, pero sin embargo nadie recibió un castigo ejemplar.
Más bien fueron medidas disciplinarias y solo el coronel Ramón de la Cruz Martínez recibió una condena de un año de prisión, dijeron las fuentes. Tampoco fue a la cárcel porque pasó a retiro. Uno de los condenados a medidas disciplinarias fue el Cnel. Carlos J. Casco Prujel, quien hasta hace poco integraba el equipo de las Fuerzas Militares que estudió las propuestas de cambio de uniforme. Asimismo, recordaron que hay casos emblemáticos relacionados con la corrupción, como el de la estancia El Pedernal, a cargo del Comando Logístico, que quedan archivados en los cajones de la Justicia Militar sin sanción o absolución de nadie. Se puede citar también el caso del Cnel. Gustavo A. Díaz Stelatto, exjefe del Regimiento de Caballería Nº 2 Cnel. Felipe Toledo (RC-2), con asiento en Pilar. En el 2011 se denunció la existencia de soldados “fantasma” en la unidad militar, pero el mismo ni siquiera fue procesado y finalmente se salvó porque pidió su pase a retiro. Otro hecho de impunidad se dio con el Cnel. de Aviación Waldimiro A. Gill Bejarano, detenido en Brasil por presunto contrabando de medicamentos. Fue sobreseído y pasó a retiro.
Mencionaron también el caso del TCnel. Ricardo La Piedad Alcaraz, quien por negarse a cumplir una orden de traslado fue condenado a un año de prisión, pero la Corte le redujo la pena.