Parece un chiste, pero es verdad. Mientras a diario surgen nuevas denuncias de acoso a mujeres trabajadoras de la Itaipú, y sobre las que apenas se limitó a emitir un comunicado donde decía que se abrirá “sumario administrativo”, la entidad binacional Itaipú lleva adelante hoy un debate sobre “la violencia contra las mujeres”.
El evento está organizado por el programa Equidad de Género, que en el lado paraguayo está a cargo de la funcionaria Mónica Tatton.
Mientras esto ocurre, en una de sus oficinas, una trabajadora, Mariza Yrigoyen, quien denunció un caso de acoso que involucra nada menos que al superintendente de Servicios Generales, el político colorado Arturo Giménez, sigue aguardando asistencia.
Yrigoyen decidió denunciar cuando escuchó a través de radio ABC Cardinal 730 AM que Giménez pedía a otra funcionaria buscar un guardia de la entidad para robar su teléfono. El objetivo era hacer desaparecer presuntas pruebas de acoso sexual que lo comprometían.
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La denunciante hasta ahora no recibió apoyo alguno, según confirmó. Contrariamente a esto, el pasado viernes fue convocada por la superintendente de Recursos Humanos, Mercedes Vera, y al llegar a su oficina encontró que un escribano la estaba esperando para que se ratifique o rectifique en su denuncia contra Giménez.
El profesional que fue a hacer la intimación ingresó a la entidad con carnet de visitante. Dijo que iba a visitar a Carlos Ozuna, superintendente de Relaciones Laborales de la entidad.
Con la declaración de Yrigoyen comenzaron a surgir otras denuncias. Al menos tres de las afectadas llegaron a ser despedidas de la entidad supuestamente al no acceder a satisfacer los deseos de Giménez.
Entre ellas están Letizia Encina -a quien se le llegó a robar su celular- y Norma Cardozo. Ambas demandaron a Itaipú por despido injustificado. Cardozo pide su reintegro.
Mientras los casos se ventilan por la prensa, el director general James Spalding sigue manteniendo en la institución y en su cargo al principal acusado Arturo Giménez.