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Guadalupe Aveiro, la exesposa del imputado senador colorado Víctor Bogado, figura como funcionaria permanente de la Municipalidad de Asunción con un salario de G. 6.000.000. Está comisionada a la Junta Municipal, a la oficina del concejal colorado Julio Ullón. Sin embargo, nuestro diario sorprendió a la mujer en horario de oficina paseando por el barrio Tacumbú de Asunción, el pasado 27 de mayo. Al quedar en evidencia, la mujer trató de esconderse detrás de una camioneta Toyota Hilux color negro que la estaba esperando.
Al mando de dicho rodado estaba la también funcionaria pública Cinthia Centurión Amarilla. Esta figura en la lista de funcionarios permanentes del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), comisionada a la oficina del Registro Electoral de Lambaré. Percibe un salario de G. 2.300.000 y está en una lista remitida por la institución al Ministerio de Hacienda solicitando recategorización.
Centurión Amarilla supuestamente es inscriptora, pero la misma en realidad se desempeña como empleada doméstica de Aveiro y sus hijas, en su residencia ubicada también en Lambaré.
Un equipo periodístico de nuestro diario comprobó que la rutina que la mujer cumple día a día es servir a la familia del senador colorado.
Se encarga de realizar mandados como cargar gas, llevar encomienda y algunas veces cumple la tarea de chofer de Aveiro, la exesposa del legislador.
En el marco de la investigación, una periodista de este diario se acercó el pasado 27 de mayo a Centurión Amarilla, en el barrio Tacumbú, mientras aguardaba a Aveiro frente a una vivienda particular. La mujer, al ser consultada si es funcionaria del Tribunal Superior, respondió que sí.
En la oficina del Registro Electoral tiene su “defensora”: la jefa Lourdes Villalba de Fonseca, cuñada de la senadora liberal Blanca Fonseca, colega de Víctor Bogado. Al ser requerida sobre el caso de Centurión Amarilla dijo que a veces no viene porque tiene “problemas familiares”. Al ser consultada por qué llegó tarde ese 27 de mayo dijo: “...y por un inconveniente personal, seguro”. Sin embargo, ese día la doméstica al darse cuenta de que había quedado en evidencia ante la prensa, emprendió una alocada carrera para presentarse a su “lugar de trabajo” y simular que estaba inscribiendo.