Repudian regalo de G. 3.000 millones a 18 funcionarios

La diputada Kattya González (PEN) denunció ayer que el titular de la Cámara Baja, Miguel Cuevas (ANR, Añetete), “dedocráticamente” rifó G. 3.000 millones del presupuesto para aumentos salariales a 18 funcionarios.

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La diputada Kattya González (PEN, Central) protagonizó ayer el principal repudio contra el escándalo de repartija de aumentos salariales, para ciertos funcionarios privilegiados, dentro de la Cámara de Diputados.

Con un vestido rojo, la parlamentaria opositora dijo que su tenida obedecía a representar “la fiesta” de cómo se maneja el presupuesto legislativo.

González señaló que unos G. 3.000 millones del Presupuesto General de la Nación fueron repartidos en “selección dedocrática” a 18 privilegiados de la Cámara Baja, quienes recibieron jugosos aumentazos (G. 166 millones por este año para cada uno). En su alocución, reclamó al titular de la Cámara Baja, Miguel Cuevas (ANR, Añetete), pedir disculpas a la ciudadanía y dejar sin efecto estas concesiones. 

González realizó la denuncia desde el atril que mira al pleno, pero previamente aclaró que no quería evangelizar a los “pillos, timadores y burladores de la ley”, en alusión a sus colegas y al polémico rezo de la senadora María Eugenia Bajac (PLRA, llanista). Recordó que efectivamente el Congreso aprobó un aumento, solo en salarios, de G. 800.000 millones, de los cuales G. 600.000 millones eran compromisos asumidos con maestros, personal de salud pública y militares. Sin embargo, los G. 200.000 millones restantes se usaron para repartir aumentos en todos los poderes del Estado, de los cuales G. 3.000 millones estuvieron a la discrecionalidad de Cuevas. Repudió lo que llamó un abuso de poder, falta de transparencia y utilización de recursos públicos. Citando al español Fernando Savater, señaló que la clase política se encuentra en una imbecilidad moral y que lo contrario a esto es tener conciencia.

Tras su discurso, la legisladora fue aplaudida por numerosos colegas, no así por la mayoría de los representantes de los partidos tradicionales. 

Finalmente, advirtió a sus colegas que mientras sigue “la fiesta”, el pueblo que representan los legisladores crece en indignación contra estos. 

Agregó que la ciudadanía tiene asumida que “somos una cámara de peleles, cuyos integrantes se sirven de los cargos”.

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