El Grupo Favero está en deuda con el senador Óscar González Daher. El miércoles 28 de setiembre último, el parlamentario ordenó a la jueza Victoriana Cáceres Duarte cambiar los términos de una medida cautelar en beneficio de dicha firma acopiadora de granos.
La jueza de Ciudad del Este firmó el día anterior el auto interlocutorio Nº 638/16 otorgando una medida cautelar al colono Marino Raiter.
La medida judicial impedía al Grupo Favero ejecutar una serie de pagarés, prendas e hipotecas que fueron resultado de la falsificación de la firma de Marino Raiter y de su esposa, Marilene do Rocío Penkal.
El miércoles 28, a las 8 de la mañana, ingresó en el despacho de la jueza el secretario de la segunda sala del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, Rodrigo Estigarribia Amidey.
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Para las 10 de la mañana estaba listo un nuevo documento: la jueza firmó un oficio admitiendo la apelación contra el auto interlocutorio Nº 638/16, otorgando la suspensión de la medida cautelar.
Antes del mediodía, el abogado José Costas, representante jurídico del Grupo Favero, retiró el oficio y lo entregó en el tribunal de apelaciones.
Nada menos que el secretario del Jurado de Magistrados se encarga de hacer cumplir la orden de González Daher y entregar al abogado del Grupo Favero un nuevo un documento, elaborado a su medida.
Hay que conceder al parlamentario el beneficio de la duda: quizás ordenó a una jueza violar la ley sin pedir nada a cambio.
Violación del Código Civil
La jueza Victoriana Cáceres Duarte violó el Código Procesal Civil al conceder efectos suspensivos en una medida cautelar.
El artículo 694 del Código Civil expresa: “Las resoluciones que concedan medidas cautelares serán apelables sin efecto suspensivo” (las negritas son nuestras). La jueza de Ciudad del Este puede ser imputada por prevaricato, pero la presión ejercida contra ella fue más fuerte que su responsabilidad de hacer cumplir la ley.
Esa misma mañana del 28 de setiembre, el abogado José Costas presentó un escrito en los siguientes términos: “Concédanse los recursos de apelación y nulidad y con efecto suspensivo...”.
José Costas pidió una medida que está expresamente prohibida en el Código Civil. ¿Es un profesional ignorante de la ley?
Sin la intervención directa del senador Óscar González Daher, el Grupo Favero no habría logrado cambiar una medida cautelar en menos de 24 horas.
Falsificación de firmas
Existen sospechas razonables de que la escribana Nélida Chávez de González es responsable de falsificar la firma de Marino Raiter para la elaboración de hipotecas por valor de 7 millones de dólares.
La esposa del senador González Daher podría ser una delincuente; de ser así, debería tener como destino la cárcel.
El colono Marino Raiter sostiene que las hipotecas redactadas por la escribana Nélida Chávez de González son falsas y asegura que nunca firmó tales documentos.
Junto con su esposa, Marilene, preparan una denuncia penal, y lo primero que reclaman es la pericia de las firmas que aparecen en las hipotecas elaboradas por la escribana Nélida Chávez.
Fuerte roce en el Jurado
En la última sesión del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, realizada el martes, se produjo un fuerte roce verbal entre sus miembros, el abogado Adrián Salas y el senador Óscar González Daher.
Adrián Salas cuestionó la intervención del parlamentario en el proceso judicial que tiene lugar por falsificación de firmas y documentos públicos.
González Daher reconoció ante el plenario que el secretario de la segunda sala del Jurado visitó a la jueza Victoriana Cáceres Duarte en su despacho.
El senador aseguró que todo se limitó a una simple “visita para una entrevista”.
Salas no aceptó su explicación y allí se originó la disputa verbal entre ambos.
roque@abc.com.py