Jóvenes dicen que se teme más a policías que al ladrón

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Duros cuestionamientos a los políticos que postergan la educación por intereses sectarios y a los policías, a quienes temen más que a un ladrón, hicieron ayer los jóvenes en un manifiesto que dieron a conocer al término de la peregrinación a Caacupé. Dijeron que a consecuencia de la poca inversión solo un 37% de jóvenes termina la secundaria. Pidieron la liberación de los secuestrados y que se escuchen sus reclamos.

Miles de jóvenes venidos de los cuatro puntos cardinales, desafiando la inclemencia del tiempo, participaron ayer de la XIX Peregrinación Nacional de la Pastoral Juvenil a Caacupé. Estos se concentraron primeramente en el Seminario San José, que se encuentra a la entrada de la ciudad, donde tuvieron momentos de reflexión y disfrutaron de un festival de música cristiana. Minutos después de las 17:00, con una gran cruz al frente, iniciaron la marcha hacia el Santuario de la Virgen, donde fueron recibidos por otra multitud que esperaba el inicio de la misa.

Con esta manifestación y la misa que ofició luego monseñor Ricardo Valenzuela, los jóvenes se introdujeron al Trienio de la Juventud, convocada por la jerarquía para la que es muy importante que el mayoritario sector sea el protagonista del cambio que requiere el Paraguay.

Durante la celebración, los jóvenes dieron a conocer un manifiesto en el que asumen el compromiso de trabajar por la Civilización del Amor, “que no es un proyecto político, pero implica un cambio en el modo de hacer la política y de enfocarla en el bien común”.

“Nos duele ver una educación secuestrada por la política sectaria y por tan largo tiempo postergada a causa de una inversión insuficiente a todas luces, porque se tuvo que distraer recursos para privilegiados de clase política y a sus socios empresarios en la corrupción”, afirma en otra parte el manifiesto y agrega que a causa de esto tenemos apenas un 37% de jóvenes terminando la secundaria, dejando al resto en la búsqueda desesperada de opciones para sobrevivir apenas, víctimas muchas veces de las organizaciones criminales, de empresarios inescrupulosos y de sus propias necesidades. Jóvenes sin futuro y en soledad casi sin herramientas básicas afrontando la vida.

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Los jóvenes fueron duros con los encargados de la seguridad y en ese sentido afirmaron que son víctimas y victimarios. “Nos duele constatar que desconfiamos hasta de quienes deben velar por nuestra seguridad. Muchos les tememos más a un policía que a un ladrón, a causa de policías corruptos que apañan y hasta son cómplices de hechos punibles, como lastimosamente hemos aprendido a ver. A veces, policías que nos deberían proteger, nos piden dinero en las calles para no involucrarnos en delitos inexistentes”, enfatizan. Agregan que otros policías son protectores de narcotraficantes que delinquen en las esquinas de nuestras escuelas y colegios, extorsionan y hacen abuso de poder. Aclaran que la esperanza es ese gran sector de policías que cumple su servicio honestamente y arriesgan sus vidas por nuestra seguridad.

Una vez más se manifestaron a favor de la liberación de los secuestrados como Edelio Morínigo, Abrahán Fehr, Franz Wiebe y Félix Urbieta. En ese sentido, rechazan la ideología que dice luchar por la justicia mientras pisotea la dignidad de personas, convirtiéndolos en instrumentos políticos. “Aquí no es solo cuestión de recursos, sino también de dejar la indiferencia, de tener voluntad política y aplicar la inteligencia para dar con el paradero de todos ellos”, enfatizan.

Asimismo, critican la indiferencia a sus reclamos porque se sale a pedir cambios de ministros y rectores y la respuesta es negativa. Al respecto, dicen que la corrupción sigue en cada funcionario o cómplice, con su silencio y su cobardía para denunciar. “Son responsables del uso indebido de fondos públicos, justo aquellos fondos que tanta falta hacen en la educación y en la salud pública”, dicen.

Prometen luchar contra la corrupción

Los jóvenes no solo cuestionaron la realidad, sino al mismo tiempo asumieron el compromiso de colaborar en el cambio. En ese sentido, seguirán apoyando una educación que llegue a todos los paraguayos, en especial a aquellos más alejados. De vigilar en las comunidades en qué se invierte y cómo se gastan los recursos para la educación. Y denunciar decididamente los hechos de corrupción que afectan directamente. “Exigimos una educación de calidad”, dijeron.

Se comprometieron igualmente en conocer cuánto y en qué se invierte en salud. Desean que la asistencia sanitaria llegue a todos y que en la frontera ya no se cruce el río en busca de una atención médica de calidad.

“Nos comprometemos a vigilar a los vigilantes, para que la seguridad no sea solo un mero enunciado, empezando por las fuerzas del orden, su sistema de formación. Especialmente reclamaron la reforma del sistema judicial, no solo de personas comprometidas con la corrupción y la indecencia, sino del sistema que los mantiene esclavos del poder político y económico oportunista, cínico e inmoral”, afirman en el manifiesto.

En este trienio trabajarán igualmente en la lucha por la libertad de quienes están atrapados por las drogas y el alcohol, por la trata de blancas, por los cárteles de la delincuencia, por la violencia sin sentido. Asimismo, dicen que acompañarán a las autoridades que respeten y hacen respetar las leyes y a vigilarles para que su servicio realmente sea para el bien común.