La falta de discurso político

SALAMANCA. Hay que mirar las cosas con optimismo para sacar conclusiones positivas incluso de las situaciones adversas. Desde esta óptica, el error de fechas de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) y la Guerra del Chaco (1932-1935) cometido por el parlamentario Enzo Cardozo fue todo un acierto para aquellos que nos representan (¿?) ante el Congreso del Mercosur con sede en Montevideo. Este error garrafal hizo que la atención se desviara hacia el autor de tamaño disparate y no se detuviera nadie a considerar el fondo del problema.

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Cardozo, una semana atrás, solicitó al organismo internacional que se declare “de interés cultural del Mercosur la puesta en valor del patrimonio tangible de la historia de la Guerra de la Triple Alianza, 1932-1935 (sic), obviamente integrado también por otros países como el caso de Bolivia”. Pasemos por alto la confusión que se crea entre los nombres y fechas de dos guerras y el interés de incluir a Bolivia, para enfocarnos en el meollo del tema: la pobreza del discurso que tiene la clase política de nuestro país. Se los nombra para representarnos ante un organismo tan importante como es el Mercosur y no tienen ni la más pálida idea de qué papel deben desempeñar en ese sitio. 

El Ministerio de Relaciones Exteriores debería darles una clase (o un curso completo) sobre el Mercosur y qué es lo que se persigue enviando allí a representantes de los países que lo componen. El objetivo de estos funcionarios que cobran unos salarios dignos de primer mundo para trabajar dos veces al año en un país maravilloso y acogedor como es Uruguay es buscar los puntos que nos unen y no los que nos separan. Alcanzado esto, lograr la mayor cantidad de beneficios para nuestro país en todos los campos imaginables. Como no se hace esto, tenemos a la vista los grandes fracasos del Mercosur donde no se han hecho conquistas significativas ni siquiera en la lucha contra el contrabando de tomates y de cigarrillos. 

Llevo varios años viviendo en Europa y sigo de cerca todo lo relacionado con este logro estupendo que es la Unión Europea. Gracias a esta unión de veintiocho naciones el continente ha logrado el lapso más largo de paz, sin ninguna guerra, a lo largo de toda su historia. Nunca he escuchado que Emmanuel Macron (Francia) le haya reclamado a Ángela Merkel (Alemania) por la invasión que sufrió su país por parte de las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Tampoco he escuchado que Merkel le haya reclamado a Macron y otros países aliados, por los bombardeos que sufrieron Dresde o Berlín durante el mismo periodo y que no dejaron, literalmente, piedra sobre piedra. Las veces que se encuentran, y lo hacen con muchísima frecuencia, es para hablar sobre los grandes problemas actuales que tiene la Unión Europea con la llegada masiva de inmigrantes de países africanos, la deriva autoritaria de Hungría y Polonia, las crisis económicas, la política irracional de Donald Trump y la injerencia continuada de Vladímir Putin incluyendo el envenenamiento de antiguos agentes rusos refugiados principalmente en el Reino Unido. 

Los discursos de los políticos no son necesariamente “discursos políticos” debido a su insulsez y la vaciedad de ideas; carencias que se trata de disimular bajo el manto de un discurso bélico y, lo que es peor, victimista. Entonces vamos a los organismos internacionales, como el Mercosur, por ejemplo, y en lugar de exponer nuestros problemas, nuestras necesidades y nuestros proyectos, nos vamos a hablar de campañas bélicas. Esto es lo que acaba de hacer Cardozo en Montevideo. Felizmente cometió un llamativo error de fechas y nadie le dio importancia a lo que debía realmente importar.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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