La política contamina el movimiento cooperativo

El médico y antropólogo Sinforiano Rodríguez, un pionero de las cooperativas de ahorro y crédito, dirigente del sector, analiza en forma crítica esta asociación autónoma y voluntaria de ciudadanos que se unen para satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales. En esta entrevista, advierte que la política está contaminando el movimiento cooperativo.

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–¿De qué cooperativa es? 

–Coomecipar, una de las grandes cooperativas del Paraguay, considerada como una de las mejor administradas. Estaba en el consejo administrativo, primero, donde me tocó ser presidente; luego, en la justa de vigilancia, y actualmente integro la Junta Electoral.

–Qué profesión tiene...

–Soy médico, especializado en salud pública en (la Universidad de) São Paulo. Hago hasta ahora medicina familiar y, por supuesto, soy cooperativista. Ambas cosas son totalmente compatibles. Estuve en la directiva desde que se fundó; en la Junta Electoral; siempre en cargos electivos en votaciones absolutamente bien hechas. Estuve como consultor internacional en la actividad privada...

–Es de la época de oro de las cooperativas... 

–Las cooperativas nacieron, en realidad, con Higinio Morínigo, las de producción, en 1941. En 1972 aparecieron las de ahorro y crédito. Desde entonces, ha crecido creando puestos de trabajo, ayudando a la gente a tener casa propia, vehículo propio, negocios agrícolas ganaderos con asesores técnicos. Las del setenta y ochenta fueron décadas muy prolíficas y de gran progreso. Fue una generación de grandes dirigentes con mucha credibilidad que dieron impulso a este movimiento que hoy es muy importante en el país. 

–Por lo visto, es tan importante, que los parlamentarios crearon hasta una ley para cobrar impuestos sobre los préstamos, el IVA a los actos cooperativos... 

–Eso fue una traición al artículo 113 de la Constitución Nacional, que obliga al Estado a fomentar las empresas cooperativas. Conste que hoy tenemos cooperativistas en el Congreso. Lo que pasa es que la política ha estado contaminando el movimiento cooperativo. Nosotros nunca hicimos política partidaria, ni antes, ni durante ni después...

–¿De qué forma contamina?

–Este atentado al movimiento cooperativo como es el IVA es una de sus formas. Desde que empezamos a crecer como movimiento, tratamos de cumplir los principios, que nos llevó a fortalecer las cooperativas. El Estado, al contrario, en vez de fomentar el crecimiento, le pone palos a la rueda con esa ley, que es inconstitucional, y que el presidente electo prometió derogar. Es lamentable que muchos políticos, seccionaleros, operadores que forman parte de las cooperativas y son hasta parlamentarios no salgan en defensa de nuestros intereses. Se trata de un virus maligno que se infiltra en forma preocupante en todas las cooperativas del país. Hace falta recordarles que un principio fundamental es la prescindencia absoluta de toda política partidaria.

–Se suele decir que desde los comienzos de la democracia los políticos encontraron en las cooperativas el campo abonado para financiar sus campañas: primero, los opositores, y después, los colorados, desde que se les cortó el subsidio estatal al partido...

–Lo que a mí me parece más grave hoy es el alto costo de los consejos de administración que se autoasignan salarios por sesionar dos o tres veces al mes. Me parece inadmisible que se aprovechen de los fondos cooperativos para ir a sesionar en lugares de veraneo despilfarrando los ahorros de los socios.

–Las cooperativas llegaron a crecer bastante en los noventa, después de aquella crisis que cerró tantos bancos y financieras...

–La corrupción fue lo que provocó la crisis. Vaciaron el Banco de Trabajadores. Quebraron un montón de bancos y financieras. Las cooperativas se hicieron más fuertes, más creíbles, más seguras, pese a sus imperfecciones y defectos. Imagínese la dimensión de la crisis: fundieron un banco que estaba en poder del Estado. Uno se puede imaginar el nivel de la corrupción a la que llegaron. Se llevaron todos los aportes obreros. Lógicamente, la gente se volcó masivamente a las cooperativas.

–¿Por qué fracasó el sector financiero privado? 

–Hay que entrar también en cosas más profundas que la corrupción. Es la famosa crisis cíclica del capitalismo. Ocurre por distintas causas en distintos países, o afecta a varios países al mismo tiempo. No hay una respuesta simple...

–¿No tiene que ver acaso con los actos administrativos, las desprolijidades en que las incurren los ejecutivos en esas empresas? 

–Es difícil de prevenir estas grandes crisis del capitalismo, justamente porque es parte de su estructura, de buscar siempre ganancias, aunque apostando a grandes riesgos como el hecho de poner en riesgo los ahorros de la clientela. Es parte de su negocio. Mucha gente de clase media perdió todos sus ahorros en aquella crisis bancaria. El impacto social fue demoledor. Fue una época salpicada de hechos criminales, judiciales porque se devoraron todos los ahorros, como el caso del famoso Banco Alemán, que se llevo todo el capital de los ahorristas.

–Después parece que fue al revés. Se comenzó a desconfiar también de las cooperativas...

–Hubo altibajos. En realidad, hubo un reequilibrio. Lo real es que los bancos reaccionaron rápido, y ahora hay una fuerte competencia. Muchas cooperativas grandes bajaron sus excedentes, pero ninguna cooperativa de tipo A desapareció con la crisis bancaria ni resultó perjudicada.

–¿Por qué hay tantas cooperativas que se cierran? ¿Es corrupción también? 

–En general, son cooperativas pequeñas que no se administran bien. Tienen un alto porcentaje de créditos atrasados y, lógicamente, desaparecen antes de llegar a los 500 socios. De tanto en tanto, tenemos casos, pero que no lastiman al movimiento cooperativo. No es un riesgo que se creen cooperativas. Un principio cooperativo es la libre fundación, adhesión y renuncia. La falta de confiabilidad conspira contra su existencia. Entonces, se produce la intervención y se terminan.

–No se puede restringir...

–Todas comienzan como embriones. A mí no me preocupa, porque si no tienen capacidad para existir, mueren solas. Son como embriones que mueren antes de nacer.

–Usted no cree en el uso del dinero cooperativo para política partidaria... 

–Generalmente, los que se meten en política deben renunciar si se encuentran en cargos directivos. De lo contrario, se viola el principio cooperativo de autonomía. La Constitución habla de autonomía cooperativa. Es una palabra sagrada...

–¿Por qué la cooperativa no aprovechó su momento? Hoy los bancos ofrecen intereses más bajos que las cooperativas...

–Es la competencia. Son gajes de la competencia. Hay cooperativas bien manejadas, con buenos asesores, que logran posicionarse. Hay cooperativas que saben defenderse. Los controles son fundamentales. La labor de Incoop (Instituto Nacional de Cooperativismo, que regula las instituciones cooperativas) mejoró bastante. Es más respetable ahora que hace cinco años.

–¿Hay competencia entre cooperativas y bancos?

–No se puede desconocer que existe. La competencia es parte de las reglas de juego. Solo que la cooperativa no tiene fines de lucro, pero tiene que defenderse de zarpazos como este impuesto al IVA que impusieron injustamente los políticos. Las cooperativas cumplen un rol social promoviendo el progreso de sus socios para luchar de esa forma también contra la desigualdad. Muchos ciudadanos no tienen el capital suficiente para ir a un banco. La ventaja también está en que la transparencia y el control permanente son su mecanismo de defensa para enfrentar la crisis.

holazar@abc.com.py

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