Montero Tirado clama por un cambio radical en la educación

La educación paraguaya necesita cambios sustanciales, radicales. No basta un parche. Hay que tocar el sistema entero. La corrupción carcome el sistema. Más que reflexiones, en esta entrevista, el padre Jesús Montero Tirado trata de hacer un llamado urgente para salvar la educación, en coincidencia con el reinicio del año lectivo. “No soy pesimista. Soy crítico”, sostiene el experimentado educador jesuita español.

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–¿Cuál es su diagnóstico de la educación al comienzo del nuevo año lectivo?

–La educación paraguaya necesita cambios sustanciales, radicales. No basta un parche. Hay que tocar el sistema entero. El problema está en el sistema. En mi opinión hacen falta 22 leyes urgentes que no existen...

–¿Qué leyes por ejemplo?

–No existe ninguna ley de la educación municipal, una obligación constitucional desde el artículo 75 y el 168. El primero dice que la sociedad es responsable de la educación y en particular recae en la familia, el municipio y el Estado. No hay ninguna ley que ordene, regule esa responsabilidad del municipio. No hay una ley de educación media. No hay una ley de profesorado universitario. No veo, por ejemplo, que este Gobierno vaya a hacer algo con la educación universitaria. Más bien a mí me consta lo contrario, por conversaciones personales. Me dicen que solo se van a ocupar de la educación escolar. La educación universitaria está gravemente afectada por debilidades sustanciales, entre otras, la corrupción.

–¿Incluidas las del Estado? –Por supuesto. El dinero que Hacienda destina para investigación se dedica a operadores políticos...

–Esos 12 millones de guaraníes.. –Son operadores políticos que se disfrazan de investigadores. Pueden pasar años sin que produzcan un solo folleto. Es un índice más de la situación de la educación.

–El sistema está detenido en el tiempo... –El bachillerato no se ha desarrollado. Tiene unas 20 asignaturas. Eso es enciclopedismo donde se enseña un poco de todo y nada de nada. No sirve absolutamente para el tipo de capacitación laboral que se requiere hoy: ni laboral, ni política, ni social, ni ciudadana. En ese sentido, es muy deficiente lo que ofrece la educación media. Es completamente inútil para lo que se necesita.

–Ni hablar de infraestructura...

–Es evidente que en infraestructura estamos muy mal, no solo en las escuelas sino en las universidades. Hay casitas a las que llaman universidades. No tienen nada que ver con una Universidad: no tienen laboratorio, biblioteca, menos servicios de computación o internet que puedan conectar con el mundo rápidamente porque no tenemos ni siquiera ancho de banda. No es solo en Educación. Es a nivel país.

–Dicen que somos el más atrasado en la materia... –Estamos dentro de un sistema nacional que no está preparado para la educación obviamente. Es una de las razones de que la economía tampoco está razonablemente distribuida. Entonces, si tenemos un 30% de familias pobres no podemos pedir que los alumnos salgan con una formación de calidad. Esos pobres sufren desnutrición en la infancia, con lo cual el cerebro no se ha desarrollado y les lleva a las dificultades para estudiar. No tienen tampoco una herencia de padres que han sido estudiantes. A lo mejor acabaron la primaria con suerte. El sistema global está afectando al sistema educativo y el sistema no está bien atendido. Priman muchas veces las razones políticas, los intereses partidarios. El profesorado no está siendo bien preparado. La ley de educación superior es abarcante de demasiadas cosas y, por tanto, de ninguna bien. El Cones (Consejo Nacional de Educación Superior) necesita ser replanteado por completo. Hay novedades importantísimas a nivel mundial sobre la educación que no se están considerando...

–Algunas en particular que sean notorias y llaman la atención... –Por ejemplo todo el mundo de la cibernética, la robótica, la informática en general, la inteligencia artificial.

–Está el tema de guaraní. No sabemos hablar bien ni el castellano ni el guaraní.... –Totalmente de acuerdo con el planteamiento que usted hace. El problema no está resuelto. Como dice el padre (Bartomeu) Melià que es un especialista en guaraní: lo que tenemos es un problema “nilingüe”, ni castellano ni guaraní. No se aprende ninguna de las dos cosas. Eso está afectando muy seriamente, incluso el desarrollo del pensamiento. El guaraní es una lengua de lo concreto y, bueno, el pensamiento hoy necesita mucha abstracción en todo el campo filosófico y científico. El guaraní es una lengua muy bonita, hermosa, pero de lo concreto, no de lo abstracto. Entonces, cuesta mucho si uno tiene todas las estructuras mentales formadas de niños con lengua materna en guaraní pasar a la abstracción. Entonces no están aprendiendo bien ni el castellano ni el guaraní porque no logramos los resultados necesarios con el programa y los profesores que tenemos.

–Estamos hablando de 30 años de libertad, de democracia, de reformas que no nos ha llevado lejos... –La educación tiene que estar en permanente revisión. Los cambios son muy acelerados. El planeta Tierra es un planeta vivo, como dice (el inglés James) Lovelock (autor de la hipótesis Gaia, que visualiza a la Tierra como un sistema autorregulado). La ciencia lo confirma. Él predijo en los años cincuenta, sesenta el problema ambiental que tenemos hoy. Él predijo que los climas extremos serán la norma. Eso lo estamos sintiendo hoy con los calores y los fríos extremos. Es muy diferente a lo que se pensaba hace años. Todo se enseña interdisciplinadamente. Hay cosas que hay que saberse de memoria pero evidentemente no es el peso fuerte de la educación escolar...

–Hoy es cuestión de preguntar a Google y ya uno tiene todo...

–Está todo en el celular. Usted le pregunta lo que quiera a Asiri o Alexa y lo tiene inmediatamente más rápido de lo que le pueda responder el maestro. Hay cosas absolutamente estúpidas aprenderlas porque no le da ninguna rentabilidad. Sin embargo, otras sí pueden ser necesarias aprenderlas, y por supuesto, saber distinguir entre dato, información y conocimiento, y no digamos sabiduría. El mundo va a otra velocidad.

–¿Qué plantea? ¿Hay que llamar a una nueva reforma educativa?

–Para mí la reforma educativa tiene que ser permanente. Hay que estar constantemente actualizándose. Lo que necesitamos es estructurar el sistema completamente, que no lo está. Para eso hay que financiarlo también. No puede ser que estemos dando alrededor del 4% del Producto Interno Bruto a la educación cuando la Unesco nos está diciendo desde hace añares que hay que destinar el 7%. Y bueno, si seguimos así, así nos va a ir. La infraestructura caída es una señal de que todo está corrompido. Se quedan con los dineros y edifican escuelas de barro que no aguantan y caen poniendo en riesgo la vida de maestros, niños y jóvenes...

–En colusión con los responsables...

–Aparte está el mal ejemplo, la falta de ética de los que gobiernan. Niños y jóvenes se preguntan “¿para qué voy a estudiar si hay analfabetos que gobiernan hasta en el Congreso?”. Se gana dinero sin estudiar. Su padre, su tío, su vecino son millonarios y se desplazan en camionetas del año y todo el barrio sabe que ni siquiera estudiaron. Evidentemente la profesión intelectual en este país no está ponderada, valorada. Es más, usted mira los salarios de los profesores de la Universidad. Es ridículo lo que ganan. Se gana menos del sueldo mínimo, por cuatro horas de clase a la semana. Es totalmente injusto y realmente escandaloso. En este país se enseña por el prestigio y nada más...

–Lo veo muy pesimista, padre...

–No soy pesimista. Soy crítico. Lo que veo son más puntos negativos que positivos. Puedo estar equivocado, pero, bueno, que me lo digan en qué estoy equivocado y entonces voy a rectificarme. No tengo ningún interés de decir esto. Lo que quiero es que la educación marche por el bien de todo el país, por supuesto de los niños. No tenemos por qué ocultar la realidad...

– Algunos le echan la culpa a ustedes que hicieron la reforma...

–En la reforma estoy desde el año 89. La educación no se ha tomado definitivamente en serio. Es curioso pero es una torpeza de visión que nos echen la culpa. El “Consejo” es “Consejo”. No está para tomar decisiones. No tiene atribuciones sobre nada ni sobre nadie. Es un consejo asesor (de la reforma). Ni siquiera era consejo ejecutivo. Las decisiones las tomaban el ministro de turno, sus viceministros, supervisores, directores; las ejecutaban los maestros o no las ejecutaban. Las entidades políticas que propusimos se quedaron en el tintero. La gente puede decir lo que quiera...

–¿Qué hay que cambiar? ¿Hay que poner una especie de “asuntos internos de la Policía” en Educación?

–Hay que redistribuir más inteligente la responsabilidad. ¿Por qué el Ministerio de Educación tiene que construir escuelas? Que construya Obras Públicas (MOPC) y que se le controle a Obras Públicas. ¿Por qué el MEC tiene que hacer tantas cosas? Que haga lo suyo...

–Finalmente, ¿no estamos para competir con nadie?

– He estado coordinando la educación jesuita por más de 2.500 escuelas, colegios y universidades de América Latina durante 10 años y da pena Paraguay realmente. Yo hice una opción. Me quedé aquí porque le quiero tanto a este país. Me pidieron varias veces salir al extranjero. Por ejemplo, me pidieron que vaya a radio Vaticana. Me nombró el padre general para que me fuera allá. Aquí la gente pidió por mí: el nuncio, autoridades, el Presidente, los laicos... Y me fui quedando y me quedé definitivamente. He tenido otras propuestas pero me he enamorado de este país. Ustedes los paraguayos son encantadores. Son gente extraordinaria...

–Los sinvergüenzas son los menos pero son los que tienen la sartén por el mango...

–Ustedes son fantásticos y puedo hablarlo con propiedad porque me conozco toda América Latina y gran parte de Europa, y realmente la calidad afectiva que yo he encontrado acá no lo he visto en ninguna parte...

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